No somos el centro del universo

Nos creemos que somos el universo, que lo que ocurre en nuestro pequeño universo es todo…

Se lamentaba una persona por haber tenido que despedir a  la criada…

¡Es que esta crisis no hay quien la soporte! Le decía a la persona con quien se lamentaba, en sus quejas no escuchó las de la otra persona… (La acababan de desahuciar del piso al no pagar por quedarse sin trabajo)

¿Qué hace la sociedad que no sale a la calle ya?

¿Por qué nadie se mueve?

Y encima… -remachaba-  Me pasan el recibo del catastro con una subida enorme…

Se me van a ir todas las ganancias del alquiler en pagar los impuestos…

Y no puedo subirle el alquiler, ya me dice que no puede pagarlo y que se va a tener que irse a otro sitio más barato…

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Si tu amor te ha abandonado, gritarás: ¡El amor se ha terminado en el mundo!

Si tu especulación bursátil ha resultado fallida: ¡Se está yendo todo a la mierda!

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Claramente hemos perdido la proporción y la perspectiva…

El por qué es importante la perspectiva podemos verlo con un ejemplo:

Una hormiga que camine por debajo de un bordillo no verá la tapa de alcantarilla que hay cerca del bordillo en la acera de la calle…

Solo ve un muro de granito o cemento.

Una lombriz intestinal solo es consciente del entorno del intestino, su mundo está lleno de sustancias nutritivas, y es por lo tanto ajeno al entorno del ser que parasita…

Me pregunto si a la lombriz intestinal le interesaría saber el índice de la prima de riesgo…

Aunque no le interese, si le afectará, fundamentalmente en sus “nutrientes”… Claro que la lombriz intestinal tiene un ciclo de vida corto, lo mismo que un jubilado, o una persona de mi edad…

Me asegura el ministro del ramo que el empleo repuntará en el año 2015 lo suficiente para asegurar que empezamos a salir de la crisis.

Estará bien que se cumpla, pero yo me jubilaré el 2016 y francamente el empleo solo me afectará en las cotizaciones…

Nos pasa lo mismo a la lombriz intestinal y a mí, el factor tiempo es determinante, los dos tenemos un ciclo corto.

Para esta situación tenemos un dicho este viejo pueblo español: ¡A buenas horas mangas verdes…!