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“Cojito”

Mi amigo

Hace tres años visita con regularidad mi alfeizar un gorrión común, viene a reclamar su trozo de pan que desde hace tres años vengo dejando en la ventana para él y sus camaradas de pandilla (bandada creo que es más exacto).
Lo reconozco por tener la pata izquierda deforme, por eso mismo le he bautizado como “cojito”.
Ya se ha establecido un apego mutuo, se asoma a mi ventana con total confianza y me mira directamente a los ojos, le hablo con mesura y parece que me entendiera, es regular en sus dos visitas al día.
El día que no aparece tengo un nudo de malestar en la boca del estómago, pero es compensado con la primera visita en que vuelve a aparecer, donde le recrimino con cariño el susto dado.
Ya llevaba dos semanas sin aparecer, solo unos timoratos gorriones daban cuenta del donativo en forma de pan; lo he achacado a una posible migración por el frío intenso que estamos soportando, aunque soy consciente de los innumerables peligros a los que se enfrentan los animalillos en libertad, y al limitado periodo vital que tienen, quiero ser positivo y creer que se debe a una inteligente migración a sitios más cálidos.
Hoy, en pleno medio día de frío polar, recibo en mi ventana una intrusión conocida por lo audaz y valiente, un gorrión que me mira directamente a los ojos y emite un píiio largo y agudo, miro su pata izquierda y la veo deforme… ¡Es cojito! (exclamo con alborozo), me dirijo a la cocina para buscar una rebanada de pan, no sin antes advertir que no se vaya, segundos después ya estoy troceando el pan en pequeños trozos ante la paciente presencia de “cojito” que una vez que termino y deposito las porciones en el alfeizar de la ventana, se apresta él y su pandilla a devorar con ansia lo ofrecido.

Hoy he sido verdaderamente feliz con la inesperada visita de Cojito.



Comentarios

  1. Seguramente la felicidad reside en estas "pequeñas" cosas. En lo que consideramos importante, como el trabajo o las relaciones personales, la insatisfacción es la norma. Bueno, ¡felices fiestas!

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    1. Ya voy por los 62 años (muy vividos) he tenido multitud de experiencias, y puedo asegurar que esas “pequeñas” cosas son las “grandes cosas” de la vida, tu consideración es muy acertada.
      Desde que me dí cuenta de ello, trato de coleccionar “pequeñas cosas” para ser feliz en vez de perseguir “las grandes cosas”.
      Felices Navidades y un abrazote

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  2. Hermosa historia. El que da, recibe lo mismo multiplicado por 100. Si siembras odio, recibes más odio, pero si siembras cariño y atención como en esta historia de Cojito, recibes una felicidad que solo las personas generosas conocen. Por algo, el gran Maestro dijo "Dad y se os dará. Porque la medida que uséis con los demás se usará con vosotros".
    Un abrazo

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    1. Estoy muy contento de que te haya gustado la historia de mi amigo cojito (que sigue viniendo, pero no con la regularidad de antes) aunque ya es asidua la visita de las nuevas generaciones.
      Un abrazo

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