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La dignidad humana





La dignidad humana nace de la libertad de elegir entre la satisfacción de los apetitos y la espiritualidad.

La base del organismo humano es la misma que la de los animales, también él debe comer, dormir y procrear; tal es la esclavitud endocrina del humano.
Depende de él el separase de esos mandatos para diferenciarse de los animales y alcanzar la independencia y avanzar hacia la evolución humana a la que está llamado.

Estas fiestas paganas de consumo que se inició en diciembre pasado, que por otra parte se vienen repitiendo desde hace años en este occidental sistema, es el paradigma de la cesión a los llamados instintos animales, espoleados por la ingente publicidad; de lo que se deduce que triunfó por aplastante mayoría la regresión evolutiva de lo humano, al menos en la mayor parte de la población, en la que incluyo a los desplazados por la crisis económica, que además son los grandes frustrados por no poder satisfacer esos apetitos.

No se me oculta el desagrado que producirá en algunas personas mis palabras y conceptos, pero las diré aunque desagraden estas críticas a esas explosiones de animalidad, pero es lo que observo con pavor.

Lo mismo pasó con la llamada “burbuja inmobiliaria”, que muchos anticipamos y se nos llamó desagradable y agorero rompe fiestas.
Más tarde, un ministro del ramo, responsable económico, afirmaba a un periodista haberse dado cuenta él y otros responsables de la susodicha burbuja.
A la pregunta del periodista de por qué no avisó o pinchó la burbuja, respondió que ¿quién era el guapo que en una fiesta desconecta el tocadiscos? hubiéramos sido linchados.

Bien, desde aquí digo que una actitud de vida minimalista y desde mi opinión, es el camino a seguir para escapar de este destino esclavizante.

No he salido del pasmo, como en una sociedad aplastada por la crisis y el paro, el ambiente consumista ha llegado al clímax, incluso entre los que difícilmente podían, habrá que esperar a las estadísticas de consumo para ver las magnitudes (eso si son transparentes, claro).
Estamos acostumbrados al maquillaje estadístico, pero siempre veremos tendencias.
Dicen que no fluye el crédito, pero creo que no es por malicia del banco, es por no ser laxos en las condiciones como eran en tiempos de la burbuja,  donde daban créditos que se sabían fallidos desde el principio,(dado que ahora el desempleo y la precariedad del empleo existente y por venir, indican una morosidad descomunal) por eso mismo soy favorable a realizar a los responsables, importantes quitas por su “irresponsabilidad dolosa”, claro que se aducirá por su parte que ellos firmaban, pero dado que se comportaban de forma primaria obedeciendo a sus instintos heredados de los antepasados irracionales y sin cultura, los bancos y gobiernos (a los que se les supone una instrucción y educación superior) estaban obligados a tutelar al pueblo (por otra parte cosa que gustan bastante hacer) impidiéndole caer en el crédito esclavista en vez de fomentarlo.
Tutelan la salud, prohibiendo el tabaco o poniendo límites de velocidad, pero como no deseo ser exhaustivo y por otra parte es notorio lo que afirmo, lo dejo a la memoria del lector.
Tutelan sin rubor a mujeres, niños y a minorías varias, o al menos eso nos cuentan, pues tutelen y sean responsables en lo económico, pero no nos hagan ahora corresponsables del estropicio creado y fomentado desde las instancias superiores, no pueden ni deben dejar en la cuneta a los millones de victimas del desaguisado.


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Comentarios

  1. Ojalá solo hubiera irresponsabilidad. Lo que ha habido es dolo, y un sistema que favorecía las conductas delictivas.
    En cuanto al consumismo yo no creo que sea convertir al hombre en animal si es consumismo consciente. Otra cosa es cuando es un consumismo al que se llega por seguir como un borrego lo que nos dicen los medios.
    Consumir o no consumir es una elección personal. Cuando no se elige sino que simplemente es uno abducido por la tendencia social general es cuando se pierde un poco la humanidad. O quizá es que la propia esencia de la naturaleza humana tiene mucho de borreguil.

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    1. Gracias por tus matizaciones con las que estoy totalmente de acuerdo.
      El ser responsable es el matiz positivo.
      Y sí desde luego las anclas con nuestro pasado animal son fortísimas y es muy difícil soltarse de ellas, pero no debemos de dejar de intentarlo, pues esas anclas nos esclavizan.
      Un saludo

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  2. Querido Avalón, respondes en el comentario a Iván que estás completamente de acuerdo, ¿También en que el consumismo no convierte en animal al hombre? Creo ver una contradicción con lo arriba escrito :-)
    Un abrazo

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    1. Querida Irene, estoy de acuerdo básicamente en que el consumir no te hace animal, pero el consumismo aunque sea consciente, te aparta un poquito de la evolución humana al ceder a las cadenas de instintos primarios, pues no tenemos que olvidar que los humanos somos también animales, lo que nos diferencia de ellos es la libertad de hacerlo o no hacerlo, pero si te inclinas cuantitativamente en la dirección de la satisfacción de los apetitos, te estarás apartando de la solución a esa esclavitud endocrina.
      Un abrazote

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  3. Estoy de acuerdo con que el consumismo desenfrenado e inconsciente tiene que ver con nuestra parte más animal y menos racional. Pero el consumismo -que no el consumo necesario- consciente y deliberado también me parece reprobable y poco racional. Desde mi punto de vista, la evolución a algo mejor pasa por reducir el consumo al mínimo imprescindible y crear nuevas formas de vida. Saludos

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  4. Gracias por comentar, pienso lo mismo respecto al consumo como ya he apuntado, pero con un poco de cinismo racional, pienso que los consumistas alimentan la rueda de la economía además de hacerse daño así mismos, formando parte de la “rueda alimenticia” de la naturaleza mientras llega la “nueva forma de vida” que viene despacito.
    Saludos para tí Laura.

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