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Fe de vida 3



¿Qué se nos pide realmente? Que separemos nuestro yo animal de nuestro yo espiritual.
Lo que nos es tan difícil seguir, es contradecir a nuestros instintos animales.
La separación al 100 % de nuestra parte animal, será la meta del hombre perfecto, pero mientras se esté encadenado físicamente al cuerpo biológico, la lucha será casi un imposible.
El humano ha dejado de evolucionar en lo físico, ya solo le resta hacerlo en lo espiritual, o lo que parece ser lo mismo: psíquicamente.

Si se consigue, puede ser un verdadero prodigio, lo que nos cuentan de que la fe puede mover una montaña por ejemplo, puede llegar a ser posible el hacerlo, incluso el levitar, la autocuración y otros signos que nos pueden llenar de asombro, lo que llamamos milagros.

Solo necesitamos fe, ejercitar nuestra psiquis para reforzar la llama de la fe.

¿Cómo se consigue esto?
Dominando nuestras anclas animales naturales.
Es todo un ejercicio de voluntad el realizarlo.

Nuestra meta es el hombre perfecto, pero como el atleta que tiene fijado su objetivo en la medalla olímpica, necesita pasar por un entrenamiento previo, y un reforzamiento de su cuerpo para solo intentarlo, nosotros tenemos que hacer lo propio con nuestro cuerpo.

Cuando la meta es muy alta, no podemos siquiera intentar llegar a la cima en un primer intento, tenemos que dividirla en metas parciales.

Éstas nos reforzarán el cuerpo y la mente, y nos potenciará la voluntad.
Podemos intentar en un primer intento, romper el ancla que nos ata a un vicio pernicioso: el juego de azar, el beber alcohol, el fumar, el sexo descontrolado, el ser maldicientes, dominar la envidia, la avaricia, la concupiscencia, la ira, y de este modo podemos seguir hasta el total.

Cada pequeña victoria te reforzará y te dará más fuerza para la siguiente, te sientes más fuerte y eso te da una sensación de bienestar muy gratificante; al modo de ese juego de ordenador que ganas más “vida”, tu escudo de fuerza ya es cada vez mayor, o al menos con menos “rotos” por donde se cuelan los peligros, ya eres más invulnerable, ya no estas completamente desnudo, tienes un escudo de fuerza y tienes que conseguir más prendas de protección para completar tu esfera completa.
Sin gloriarse a uno mismo (lo que es malo), disfruta de esta sensación de poder y piensa en lo que sentirás cuando tengas más.
Yo ya he empezado a ponerlo en práctica, es posible empezar a mejorar.

Comentarios

  1. Querido amigo. Esta reflexión que introduces está muy relacionada con un planteamiento que me estoy haciendo últimamente para mejorar en algunas cosas. Reforzar el cuerpo es fácil. Reforzar la mente es mucho más difícil porque no es tan evidente lo que hemos de hacer. Pero posiblemente como dices tú, se trate de ir poco a poco controlando nuestros instintos, imponiendo nuestra voluntad a nuestras meras tendencias, haciéndonos día a día más fuertes.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por participar amigo Ivan, estás en el buen camino en mi parecer, hablo desde la propia experiencia después de un desierto lleno de ignorancias.
      La voluntad es el instrumento más poderoso que disponemos los humanos, y esa es controlada por nuestra mente, y ésta es capaz de los mayores prodigios, impensables que uno los pueda hacer, pero comprobables si lo consigues.
      Un abrazo

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  2. Además de los que mencionas, para reforzar ese mundo interior, es de gran ayuda la meditación o la oración, bien realizada.

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    Respuestas
    1. Gracias por la aportación, esos son instrumentos de los que también me valgo últimamente.
      Un abrazo

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