Símbolos y sentimientos.
Símbolos
La mayoría de las veces son
la expresión gráfica de los sentimientos humanos individuales o colectivos.
Son de gran importancia y
todos ellos se deben respetar si se es tolerante con los demás…
O están sujetos a legislación
civil o religiosa, donde son de obligado cumplimiento el respetarlos so pena de
castigo severo…
Tienen su importancia como
señal de aviso, pues advierten de la presencia de una determinada y previsible
forma de actuar.
Una serpiente coral avisa con
sus colores de lo letal que puede ser un encuentro no buscado con ella…
La bandera que ondea en un
puesto fronterizo avisa que se entra en un sitio donde rigen normas y leyes
particulares…
Los símbolos de navegación
marítima, los viales de circulación automovilística, así de este modo los
innumerables símbolos…
Mi reflexión va en el
sentimiento de un símbolo en lo personal y colectivo que lo manifieste
públicamente y las servidumbres y
grandezas que conllevan este hecho de manifestarlos con gran publicidad.
El soldado, sabemos que es
militar por los símbolos que porta y que le obligan…
De tal forma le obligan, que toda acción reprobable
que haga vestido con los símbolos militares, tendrán el agravante de deshonrar
el uniforme.
El religioso (de cualquier
religión) que se comporte de forma reprobable vestido con los símbolos
religiosos, no solo estará faltando a sus creencias, sino mancillando esa misma
religión.
Del mismo modo, cualquier
persona aunque no sea militar, policía, religiosa, es decir un ciudadano sin
otra connotación que la de ciudadano que porte encima una pulsera con la
bandera de su Patria como símbolo ostensible de sus sentimientos, estará
obligado así mismo por esos símbolos, que le obligarán a tener un
comportamiento cívico en todo momento.
Estas normas de sentido común
están siendo olvidadas en nuestra sociedad “descafeinada”.
Todo símbolo que ostentes te obliga a vivir y comportarte como los
principios que se manifiesta en el propio símbolo. Lo contrario es una
contradicción personal que te pasa factura.
Esta sociedad trata de hacernos ver como cosa normal
el vivir en contradicción constante, de
ahí nuestras incoherencias y nuestros problemas.
Es común el observar a:
El que vive en lo personal
distinto a lo que manifiesta en su discurso público.
El que critica la corrupción
administrativa y política y forma parte entusiasta del entramado de corrupción
y corruptelas varias…
El que se salta todas las
normas morales de su religión en su vida privada (y a veces también en la
pública) y ostenta un símbolo religioso al cuello…
Si portas o te revistes de un
símbolo, que sea para demostrar la grandeza de los principios que subyacen en
él a través de tu comportamiento, lo contrario será mancillar el símbolo que
ostentas y de paso a ti mismo.
Sentimientos.
Éstos no tienen ya tan claro
las reglas, pues entran muchas veces en contradicción…
Es importante el no atacar
los símbolos ajenos, pues estarás hurgando en los sentimientos de alguien, y no
podrás prever su reacción a ello, pues puede ser imprevisible y a veces
desproporcionada.
Si soy identitario, no deberé
quemar la bandera símbolo de la nación de la que quiero emanciparme, pues la
reacción lógica no será comedida ni proporcionada (salvo que se busque la
embestida).
Jamás pisotearé una bandera
ajena, pero estaré dispuesto a pisotearle la cabeza al que pisotee mi bandera…Eso
será lo que encuentren los “ nacionalistas quema banderas ”.
Esto es un sentimiento…
Y mi bandera un símbolo…
Última edición 17/mayo/2013
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