Concupiscencia.
Concupiscencia.
(Del lat. concupiscentĭa).
1. f. En la moral católica, deseo de bienes terrenos y, en
especial, apetito desordenado de placeres deshonestos.
Podemos afirmar que lo que
para unos es un paradigma capitalista que se sostiene en la sociedad de consumo,
no es nada más que concupiscencia desatada.
Dice Merche Pasamontes “Imagina
que durante un mes, todos los habitantes del planeta compraran sólo lo
estrictamente necesario, ni una cosa superflua más. ¿Qué crees que sucedería?
Se hace difícil de recrear lo que sucedería, pero ya te digo que el sistema
capitalista se hundiría.”
También yo mismo he
reflexionado de esa forma, por un momento me he asustado…
El mundo paralizado, los
gobiernos forzados a la colectivización…
Suspensión del sistema de
vida conocido, todo de golpe.
El colapso…
Después de respirar tres
veces profundamente, me he sosegado…
Es imposible que eso ocurra
(el que todos dejaran de consumir al mismo tiempo lo superfluo).
Me lleva a la tranquilidad el
que soy un % mínimo de la sociedad.
Mis teorías beneficiosas para
el ser humano, interesan a pocos (desgraciadamente) y precisamente ahí, en ese
dato es donde me muevo, soy consciente que arrastro a muy pocos, por lo que mi
responsabilidad está minimizada afortunadamente para mi tranquilidad de
conciencia; solo puedo producir felicidad y buena vida a los mínimos que se
convenzan de que menos es mejor,
cuando empecemos a ser muchos, empezaré a no poder dormir tranquilo.
Nadie vive mejor que un
minimalista en una sociedad consumista...
Nadie vive mejor que un
comunista en una sociedad capitalista…
En nuestras minorías somos
felices…
Paseamos entre nutridos
grupos de seres que se hacen daño con su concupiscencia y nos sentimos plenos
de razón y acierto en nuestra filosofía…
No sé los comunistas, pero
los veo muy felices en sus proclamas que no ponen en práctica en su vida
personal (fundamentalmente porque sus señoras no se lo permitirían) me imagino
diciéndolas que dejen de consumir productos capitalistas…o practicando la
igualdad plena en casa.
(Alguno conozco que sí lo
practica, pero se ha tenido que divorciar).
Yo como sabéis soy un
minimalista sobrevenido (ya convencido al 100%) que practico el minimalismo
consciente de sus beneficios (por eso mismo lo comparto), claro que yo estoy divorciado y sin expectativas de dejarlo…
Por lo que “Yes I can”.
A diferencia de ti, amigo Avalon, yo soy solo minimamente minimalista. Creo en la innecesariedad del exceso, y en la necesariedad de lo mínimo pero en la conveniencia de lo abundante.
ResponderEliminarY la concupiscencia... bueno no seré yo quien hable contra ella.
Un saludo.
Gracias por opinar amigo Ivan, como es lógico no comparto en absoluto tus opiniones que por subjetivas son tuyas e inobjetables por ello.
EliminarUn saludo
Ávalon
Muy buen artículo, compañero. Enhorabuena. Te sigan muchos o pocos, tienes una voz propia, genuina; y eso a pesar de parecer poco es mucho.
ResponderEliminarMe alegra que te parezca buena mi reflexión, y aprecio tu aserto de que es “una voz genuina” pues la autenticidad me es muy apreciada y querida.
EliminarUn cordial saludo
Ávalon
La mayoría de las veces es un porcentaje pequeño de la sociedad la que impulsa los cambios, así ha sido durante toda la historia de la humanidad. Pertenecer a una minoría, si los ideales que ésta propugna son nobles, es motivo de orgullo.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por el apoyo amigo Luis José, cierto que muchos empezaron siendo pocos, y hoy son millones; puesto que estoy convencido que nos guía un ideal noble, sé que llegaremos a ser una ciudadanía minimalista en el concepto de filosofía. También sé que tardaremos mucho, pero al fin viviremos en el equilibrio feliz.
EliminarTrato de desterrar de mí vida el sentimiento de orgullo (de pertenencia) que me puede escorar hacia la soberbia, pero sí que me sentiré bien aunque sea minoría.
Un abrazo