Destacarse, sobresalir, vanidad.
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En qué mundo o segmento de la
sociedad queremos sobresalir.
¿Tenemos claro primero, qué
somos o qué queremos ser?
¿Queremos ser o nos vemos
como “importantes”?
Alguien me señaló en algún
momento, que el clavo que sobresale es al que golpean más fuerte…
Todo depende en lo que se
sobresalga o en lo que se destaque, será bueno o malo (aunque no te evitará
golpes por ello).
Las vanidades y otros vicios
humanos arderán en la hoguera del tiempo, nada permanece y nada nos aporta,
salvo insatisfacciones y dolor.
Conocí en otro tiempo, mejor dicho, viví en otro tiempo, inmerso en un complejo mundo donde se
desarrollaron todos los vicios del mundo y algunas grandezas humanas (pocas).
A modo de “vademécum”, en
aquel micro estado que fue la factoría donde me desarrollé como adulto
productivo, aprendí de modo práctico como era la sociedad y cómo se comportaba
en diferentes momentos, como la envidia, la codicia, la corrupción, la maledicencia,
el sectarismo, la violencia y todo el amplio espectro de los males humanos se
cebaba con nosotros, unos como víctimas y otros como victimarios, pero todos
metidos en la misma olla; me dio para escribir un libro, pero eso no importa,
lo importante de aquella etapa de 27 años, son las enseñanzas que saqué de mí
mismo y de la sociedad humana.
El mal no aporta nada más que
destrucción y dolor al final, el que mal anda, mal acaba.
Aunque durante un periodo de
tiempo brillen el oro y los oropeles, pero solo la ruina y la corrupción del
cuerpo (incluido el mobiliario) les espera, y eso es una certeza comprobada.
Un alto dirigente me preguntó
sobre cual era en mi opinión la solución, le contesté que la demolición total y
el comienzo de nuevo, a lo que él me contestó, que esa era su opinión también;
el tiempo nos dio la razón a ambos.
La foto que aporto es la de
la factoría en cuestión al día de hoy vista desde google maps y sobran los
comentarios…
Quizá el mal es una de las tendencias naturales del hombre, y la más fácil de seguir. Y es sólo a través de una enorme disciplina como podemos llegar a otras maneras de hacer las cosas.
ResponderEliminarSin entrar en disquisiciones religiosas, usando la comparativa del minimalismo, lo difícil que le es al ser humano el prescindir de consumos nocivos de manera compulsiva, lo fácilmente que cae en las tentaciones del consumo, lo difícil que le es el tener hábitos responsables y moderados en su día a día, aún reconociendo por nosotros mismos que no lo estamos haciendo bien, nos puede hacer pensar que el hombre está predispuesto a ello.
EliminarEl tomar el hábito consumista de la prudencia en el consumo y en la gestión de su vida, es toda una revolución para el hombre.
No es desacertado el ver todos estos malos hábitos de consumo, como parte muy primaria del mal, siendo el primer síntoma de apetencias claramente pertenecientes a ese mundo, que nos puede inclinar a estadios superiores con el fin de “gratificar” insanas apetencias.
Unos hábitos minimalistas pueden actuar como vacunas preventivas.
Gracias por tu comentario, un saludo
Ávalon