Crónicas desde el parque I
Voy por el
parque al que he bautizado como mi nueva red social y observo el afán de todas las personas que allí están.
De mis lecturas
viene a mi memoria una sentencia: "Vanidad de vanidades, ¿Qué provecho
saca el hombre (en genérico) de todos los afanes que persigue bajo el Sol?"
Pienso que todo
es una vana ilusión, una tontería que no vale para nada, salvo en la mayoría de
los casos para pasar un mal rato.
Entiendo o creo
comprender, qué lleva a tantas personas a machacarse con ejercicios estresante
del ritmo cardíaco, con una insistencia que observo todos los días, se preparan
para una maratón que realizarán uno de estos días, muchos son los llamados a
ese suplicio diario ¿pero cuántos están verdaderamente preparados? Por lo que
observo algunas personas no tienen un cuerpo apto para ello, su cara de
sufrimiento es inmensa, no disfrutan nada, y todo ¿por qué?
Vanidad de
vanidades pienso que son.
Otra cosa que he
observado: Si creyera en la reencarnación, ¿qué pecado estará purgando un perro
que es mascota de una de estas personas?
Nada me produce
más misericordia que ver a esa mascota, a la que privan de olisquear las
fragancias del entorno y las obligan por medio de una correa a seguir al trote
a un humano que se empeña en llevar su corazón al extremo.
Y tiene un pase
si el humano va a pié… pero ¡ay! si el humano es un ciclista, eso ya es casi
maltrato. Un humano ciclista, con marchas multiplicadoras de potencia en su
bicicleta, se pasea y su mascota hace un
innecesario y antinatural ejercicio en la mascota (la gimnasia), pues en el
medio natural los animales no hacen ejercicio innecesario ¿Alguien ha visto a
los leones haciendo gimnasia sueca?
No todos son de
este modo que relato, otros si lo hacen
a mi modo de entender lo correcto: Disfrutar de su mascota. ¿Cómo? Lanzándole
un juguete que el perro solícito recoge y vuelve con él y le solicita un nuevo
lanzamiento.
O acarician a su
mascota, mientras ésta retoza entre la hierba.
Sé que sea necio
o sabio, da igual, los dos acabaremos de igual forma, tendremos el mismo final.
Una cosa he leído
que me parece interesante: “Más vale un puñado con reposo que dos con fatiga”.
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