Cartas a mi madre I
Sin dejar de trabajar en la serie de mis “comentarios comentados” que iré
colgando con la frecuencia acostumbrada, acometo el inicio de una serie de “Cartas
a mi madre” que he encontrado en el baúl de la historia y las iré intercalando en
el mes que entra y los siguientes.
Espero que os resulten amenas las vivencias de este varón y que como
siempre saquéis enseñanza de “cabeza ajena”.
Os pongo el prologo como “entrante”
y la primera carta sin fechar…
Prologo
Un varón en casi la quinta década está agobiado por la situación económica
y social, se encuentra en paro y nos cronifica su calvario en la figura de
cartas a su querida madre fallecida décadas atrás…
La historia comienza en el Madrid del 2002, nuestro varón se nos
infantiliza porque no encuentra a nadie con quien sincerarse, tiene vergüenza y
decide el artificio de escribir en privado cartas a su madre muerta décadas atrás,
en la confianza que ella le ayuda en sus tribulaciones desde el más allá.
Está casado pero parece que no lo tratan bien…
Pasa por distintas etapas y distintos trabajos, todos forzados y con
desigual resultado.
Lo relata en 9 cartas que van desde el 2002 hasta enero del 2009, donde
trabaja en la hostelería, obras y hasta en los vertederos de la comunidad de
Madrid, pasando múltiples entrevistas.
Querida madre: En mi visita a
la oficina de teleoperadores, (ya sé que me lo decías) me di cuenta de la
basura que existe.
Era una oficina montada con mesas de las baratas, dotadas de un teléfono, una bandeja
de plástico, (de las usadas para poner documentos) unos listados de teléfonos y
unas tomas de teléfono muy mal construidas, un cronómetro barato y un
bolígrafo. Todas las mesas estaban rotuladas con un folio escrito con una
numeración, las sala estaba presidida por una mesa mas grande que el resto, (por
la cantidad de equipamiento debía de ser de una persona que supervisa) toda la
sala era atentamente vigilada por una cámara de televisión...
Una chavala en pantalones marcando caderas, nos retira los curriculum y
al rato entra otra distinta que se identifica como la persona que nos va a
seleccionar...
Nos va preguntando uno a uno, delante de todos, los motivos por lo que
hemos contestado el anuncio, cual es nuestra experiencia en trabajos
anteriores, (no sé entonces para que nos pide el curriculum) y si nos vemos
vendiendo por teléfono...
Cuando termina, dice que va a nombrar a quien quiere que se queden para
hablar con ellos, que a los que no nombre, se pueden ir, pero que no se
preocupen que en dos días se pondrá en contacto con ellos para otra entrevista
(ya han pasado una semana y no dan señales de vida), la gente sale con cara de
abatimiento y una pose de derrota enorme (no conozco sus experiencias, pero
están muy derrotados).
Mi tono de voz y mi acento andaluz parece que no son los adecuados para
comerle el “tarro” a la gente (curiosos estos tiempos en que la publicidad y el
arte de vender se lleva a unos extremos increíbles)...
De todas maneras tampoco pagaban bien, y el trabajo no me parecía
atractivo en absoluto...
Realmente no me veo convenciendo a un ama de casa de que tiene una
necesidad imperiosa de poseer una vajilla de acero con asas doradas...
De que un incompetente chaval con acné en la cara le sea de vital
importancia la posesión de una completa y cara enciclopedia informática sobre
temas en los que ha suspendido en la
escuela...
Total que salí tan fresco de allí y ni siquiera tenía mal sabor de
boca...
Hasta otra espero que sigas bien, tu hijo que te quiere Antoñito.
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