Crónica de la nueva etapa II
Lujos y minimalismo emocional
Después del evento de la avería del agua, hoy me he podido duchar al fin (es mi lujo personal, un ducha mañanera),este evento es algo que me ha hecho pensar sobre los lujos, lo que creemos que son lujos.
El mundo envidia, pelea, mata y traiciona por conseguir lujos cuando los lujos es algo muy matizable, al menos lo es para mí, distingo claramente entre unos lujos y otros que de todos he tenido.
Después de mucha experiencia, la vida me ha enseñado esto, hay lujos físicos y lujos emocionales yo me decanto por los emocionales.
Quiero poner el acento en esos lujos emocionales que en mi última etapa tengo la suerte de tener, en el pasado tuve los que da la fortuna, me pensé feliz pero el tiempo me demostró que realmente estaban realmente sobrevalorados.
Pasadas unas décadas de experimentar distintas situaciones, estos últimos días he sufrido unos cortes de agua en mi domicilio que me han resultado en extremo útiles (no apreciamos lo que significa abrir un grifo, nuestra ducha mañanera, el lavado de los platos y demás vajillas y como la falta de esas cosas te pueden llegar a agobiar).
¿Porque me ha resultado útil?
Porque ha sido (y lo más importante) me lo he tomado como un reto que se ha cruzado en mi camino minimalista emocional, he comprobado de qué pasta y qué tienen de auténtica mi nueva filosofía, en vez de caer en depresión, ira, desconcierto u otra emoción parecida, me lo he tomado como un reto y me he puesto a disfrutar de él…han sido 48 horas de reto continuo, intenso, donde he tenido que hacer uso de todos los recursos de mi bagaje minimalista y de mi experiencia vital, y teniendo en cuenta que tenemos que deshacernos de los excrementos y fluidos olorosos también...
¡Y no tenemos agua!
Pues el aseo puede ser muy rudimentario…pero hay cosas que precisan más cantidad de agua…por suerte he podido comprar agua de boca que me vale también para guisar (soy muy “cocinica”), como soy minimalista, dispongo de poca vajilla para ir acumulando vajilla sucia en espera de que venga el agua, se me presentaba el problema de su lavado con muy escasa agua, y teniendo en cuenta que un lavado conlleva un aclarado ya la cosa se complica.
Solución:
Uso de al menos dos barreños más la pileta de la cocina.
->Barreño 1, platos apilados y cubiertos de agua con un poco de lavavajillas (agua jabonosa), al llegar la hora del lavado- aclarado la vajilla a remojo está solo para frotar, y aquí viene lo acertado:
->El plato frotado va a otro barreño. ¡En posición vertical! (para que escurra, el agua jabonosa no se descarta, se reserva para su uso en el inodoro)
-> la vajilla puesta vertical para su escurrido, pasa a continuación a su aclarado en otro barreño con agua clara de la que dispongamos y de ahí secamos con un paño y ya al armario de la vajilla (de suerte que habremos conseguido agua para los sanitarios además).
Por si no ha quedado claro, en este reto-evento, aplicando el minimalismo emocional, lo he revertido en satisfacción de haberlo superado con éxito total, quedándome un poso de bienestar personal.
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