Grasa emocional.
En una anterior entrada, me lamentaba en cierta forma de mi falta de datos para navegar en internet. Me he puesto a la tarea de analizar este diagnóstico, encontrando culpable a las nuevas interfaces de Twitter y Facebook, principalmente. Pero no era realmente ése el problema, el problema estaba dentro de mí. Como muchos sabéis, estoy viviendo un momento especial, emocionalmente hablando, necesito conectar y compartir mis emociones, como otros necesitan beber. Esta necesidad emocional, me ha producido una “sobrealimentación”, lo que se llama una “infoxicación” y mi diagnóstico ha sido: Saturación de grasa emocional. Y el exceso de consumo de datos ha sido a su vez el efecto colateral. Por ese conocimiento, he pasado a recetarme una dieta de Twitter donde tuiteo lo imprescindible y menos aún, con un resultado de ahorro en datos y grasa emocional espectacular, mientras me dedico a reflexionar e investigar lo descubierto. Ello me ha llevado a tratar de ver mi “pene