Volver por mis fueros.
Me fijo en mí mismo y como es mi comportamiento diario y cómo me interrelaciono con el mundo. Observo que la sociedad en general se comporta como si fuera un juego de mesa, complejo y a la vez sencillo donde no te dejan cambiar las reglas, puedes discutirlas, pero no te dejan cambiarlas, y a veces ni siquiera puedes dejar la partida. En ese juego, las tertulias se comportan como una reunión de “tormenta de ideas” pero sin llegar a ninguna solución, puesto que no te dejan cambiar las reglas del juego, y al espectador sólo le sirven de crispación, que al serle imposible el dar salida a las emociones, acaba vomitando su odio y su frustración en las redes sociales, que en vez de canalizar sus emociones en proyectos de vida, se pierde en un desperdicio de emociones en las redes. Todo este “ruido” emocional , sin embargo no es estéril para el sistema, -al que yo titulo la bestia- y que le sirve como “apaga fuego real”. En un tiempo me contaron que en Japón en una empresa...