Volver por mis fueros.

 Me fijo en mí mismo y como es mi comportamiento diario y cómo me interrelaciono con el mundo.

Observo que la sociedad en general se comporta como si fuera un juego de mesa, complejo y a la vez sencillo donde no te dejan cambiar las reglas, puedes discutirlas, pero no te dejan cambiarlas, y a veces ni siquiera puedes dejar la partida.

En ese juego, las tertulias se comportan como una reunión de “tormenta de ideas” pero sin llegar a ninguna solución, puesto que no te dejan cambiar las reglas del juego, y al espectador sólo le sirven de crispación, que al serle imposible el dar salida a las emociones, acaba vomitando su odio y su frustración en las redes sociales, que en vez de canalizar sus emociones en proyectos de vida, se pierde en un desperdicio de emociones en las redes.

Todo este “ruido” emocional, sin embargo no es estéril para el sistema, -al que yo titulo la bestia-  y que le sirve como “apaga fuego real”. En un tiempo me contaron que en Japón en una empresa de primera fila, tenían una efigie del jefe para ser golpeada por los frustrados oficinistas, -lo que al parecer funcionaba-  pues eso mismo creo que son las redes sociales, instrumentos de quitar la frustración de los participantes del juego vomitando su odio en ellas y de ese modo la bestia impide que se organicen contra las reglas del juego, y puesto que manejan los algoritmos oportunos las frustración y el odio resultaron estériles, haciendo creer a algunos que han tenido un éxito.

He realizado un cálculo de tiempo en mi mismo, he sacado el resultado de que pierdo 4 horas diarias en crispaciones varias y en vómitos en redes, dejando aparcadas las motivaciones que realmente me interesan. Por un tiempo me han ganado la partida. Pero voy a poner voluntad en revertir esto volviendo a mis pautas e intereses que no son dirigidos por la todopoderosa bestia.

De este modo pretendo volver por mis fueros después de esta indeseada pausa, que no busqué puesto que fui seducido por la maquinaria de destrucción de la personalidad que te dice cómo pensar, cómo y de qué discutir y cuándo hacerlo, -si alguno duda de mis afirmaciones no tiene nada más que ver como surgen acontecimientos “relevantes” que solapan a los anteriores de una manera totalmente intencionada- .