Papá, te compro una hora de tu tiempo.
Me
contaron una historia el otro día, me gustó el mensaje pedagógico que contenía,
os lo cuento ahora:
Es
protagonista de esta historia, un padre y marido, pero podría ser una madre y
esposa que también está muy ocupada, e incluso una familia monoparental (de la
que ya van existiendo demasiadas).
Un hijo
(igualmente podía ser una chiquilla, que para el caso es igual) iba ha realizar
su primera comunión, el padre no pudo asistir, lo mismo que veces anteriores
tampoco pudo asistir a eventos importantes para su hijo, siempre se excusaba
porque tenía que trabajar ese día o momento.
Realmente
era una persona muy ocupada, no era otro el motivo en este caso.
Un día,
nuestro chiquillo se interesó por la cantidad que ganaba su padre en una hora,
se lo preguntó a la hora de acostarse, el padre creyó que era un trabajo del
colegio y le contestó que ganaba 40 € a la hora.
En
sucesivos días, nuestro protagonista infantil, logró ahorrar de sus “pagas” y
de algo de dinero que pidió prestado a sus abuelos 300 €, con ellos en la mano,
esa noche al acostarse, cuando entró su padre a darle un beso de buenas noches,
que era algo que hacía siempre que conseguía llegar a casa a la hora de
acostarse ellos, le dijo que deseaba mucho que fuese con él al parque a jugar
un poco con el balón. Su padre como siempre le encantó la idea, pero volvió a
excusarse porque tenía trabajo que hacer.
Ante
esta respuesta, el chiquillo le ofrece los 300 €.
-Toma
papá, como vas a perder un día, te doy la paga que perderás ese día, pero
pásalo conmigo en el parque jugando con el balón nuevo.
Lo que
pasó después no me lo contaron, quiero suponer que el padre abrazó a su hijo
llorando y lo besó mucho y repetidamente, que fueron a jugar, no solo ese día,
sino muchos más y que se replanteó su propia forma de vida.
Por
supuesto tendría que explicarle a su hijo que trabajaba no por la paga, sino
como medio de ganar dinero para que la familia coma, se vista y tenga un sitio
donde vivir.
Que su
afán no es ganar dinero y posición social, sino que es el darles a la familia
una calidad de vida buena.
Claro
que se podría sorprender de que lo que él consideraba “calidad de vida” no era
entendido igual por la familia.
El miércoles,
20-05-2015 Gaudium Press reprodujo una intervención del Papa Francisco en la
audiencia general, Francisco dijo algo que me hizo pensar, mi primera sensación,
no era que estuviera desacertado, ni que no llevara razón, era una sensación de
que faltaba algo, o quizás otra perspectiva.
Lo
primero que me llamó la atención fue que se refiriera como “auto-exilio” de los
padres en la educación de sus hijos.
Creo que
no es (al menos en la mayoría) un “auto-exilio”, sino un forzado exilio de esa
educación.
Como
reflejo en la historia que acabo de contar, el papá de nuestra criatura, no ha
dimitido, es forzado por las “necesidades implantadas por el mundo” hipotecas y
nivel de vida (entre otras) la que mantiene ocupados a ambos papás.
Ya he
hecho algunas reflexiones al respecto en anteriores escritos en mi blog; me di
hace tiempo cuenta de la trampa que le habían tendido a la familia.
Parece
como si se quisiera que no se tenga tiempo de nada (el reflexionar, el estar
con la familia, el crear día a día sociedad, y por supuesto no se tiene tiempo
ni de pensar en Dios, pues se está absolutamente ocupado en asuntos del mundo),
de esto último si somos culpables, hemos puesto por encima de lo único
realmente verdad e importante, cosas temporales y vanas), parece que se puede
considerar un éxito del culpable el haber conseguido que los papás tengan el
corazón solo en los bienes temporales.
[El Papa
no dejó de constatar una triste realidad, muy presente en nuestros días:
"Para los padres que ven a los hijos sólo a la noche cuando regresan
cansados a casa es difícil educar a los hijos"]
En este
párrafo, Francisco reconoce el problema, no voy a corregirle en absolutamente
en nada, en el resto de su intervención dice muchas cosas acertadas, pero tropezará su buena voluntad con nuestra (a veces)
estulticia.
Cada vez
que lo pienso, creo que estoy acertado en mis análisis y en los remedios que
apunto desde mis intervenciones, otra cosa es que logre hacerme entender, pues
parece ser que además de “sobrecargados” están sordos y ciegos a la realidad.
Creo que
como el papá de mi historia, debemos hacernos una reflexión al respecto, sin
miedo, pues los niños entienden más de lo que nosotros sospechamos.
Totalmente de acuerdo. Muchas veces como padres pensamos en que "el bien material" es lo que NO les puede faltar abandonando por otro lado el "bien social" por esa falta de tiempo. Hay que tener en cuenta que en el cole se les ENSEÑA, pero en casa es donde verdaderamente se les EDUCA y se les dan unos valores para que se formen como personas con "humanidad" y eso es pasando tiempo con los nuestros hij@s. Dicen que el roce hace el cariño y que cierto es. Salu2
ResponderEliminarGracias por tu comentario, soy de la misma opinión, lo que se aprende en casa con nuestro ejemplo y nuestras palabras es lo que edifica con sólidos cimientos.
EliminarUn saludo.