Cuando alguien pierde...
Cuando alguien pierde, olvida
o deja a un lado, las posturas, las opiniones y las posiciones que
reivindicaban, que le dieron legitimidad popular queda arrinconado en un
sectarismo residual…
Han abandonado sus
referencias, la lucha social, y la han cambiado por una actitud militante de
anti… lo que sea.
El falangismo español,
pospuso la revolución social (quedó pendiente) y ahora no pueden desligarse de
la etiqueta impropia de “extrema derecha”, pues un movimiento social que bebe
en las doctrinas socialistas no es ni puede ser nunca “extrema derecha”, su
discurso patriotero en exclusiva, lo posicionan injustamente (pero es lo que el
pueblo percibe) en postulados de
derechas…
Dándose la paradoja que esta
misma derecha los desprecia.
Lo mismo cabe decir de la
experiencia del socialismo encarnado por el PSOE y la UGT en los últimos años,
no han sabido desligarse de las políticas de derechas en lo económico y les ha
llevado a una situación de paranoia y a un bucle infernal de difícil salida.
El comunismo español sufre
las mismas consecuencias…
Entre las políticas de
pactos, apesebramientos a los
presupuestos y el no haber realizado una autocrítica que le llevara a denostar
cualquier ligazón con el comunismo criminal que imperó en el mundo, le hace muy
difícil el conseguir que se les crea, salvo por los sectarios y los resentidos
sociales, que están dispuestos a creer y a justificar lo injustificable.
La Iglesia que ha abandonado
el mensaje de los Evangelios, y el pueblo percibe que nos dice: “Haced lo que os
digo, no lo que hago” y luego se pregunta el por qué de su cada vez más creciente
desapego popular, y el Papa nos hace notar que estamos necesitando una nueva
evangelización.
El comportamiento público y
privado de las más altas magistraturas en la Justicia, que causan escándalo
social, su partidismo y desvergüenza.
Las instituciones financieras
con sus latrocinios descarados haciendo al pueblo rehén de los créditos y de
sus abusos…
Los medios de comunicación
que se comportan como asalariados parciales, traicionando de paso los
principios más sagrados del periodismo social y comprometido con la verdad…
Los políticos sin honor que
se tapan sus vergüenzas con las respectivas banderas, usando sin asco propio
los acontecimientos deportivos para reivindicar sus “momios”…
Mucho me temo que de seguir
así, seguiremos gritándoles ¡No nos representáis!
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