Desde mi ventana.
Mi
ventana del cuarto desde donde reflexiono y escribo es un escaparate sin
cortinas de amplia visión en las dos direcciones, no me oculta nada de lo
exterior ni oculta a nadie mi interior, pues nada tengo que ocultar ni de que
avergonzarme.
Incluso
con la ventana abierta en el buen tiempo, me permite escuchar las palabras de
los vecinos (incluso alguna vez he saludado de palabra a un vecino conocido, y
debido a esta proximidad escuché los lamentos y peticiones de socorro de un
vecino accidentado al que acudí en su ayuda).
Una
distracción que tengo es el tratar de adivinar a qué se dedican en su vida
productiva por los elementos que observo desde mi ventana.
Ejercicio
distraído, donde la mayoría de las veces acierto y otras yerro estrepitosamente.
La
constante migración de los vecinos (todos de alquiler) permite que se renueven a
menudo, mostrándome el universo que componen nuestra cosmopolita comunidad de
Madrid.
Generalmente
a cada alquiler le precede un “lavado de cara” al inmueble, cuando esto ocurre
ya me preparo para el nuevo experimento…
Nuevos
vecinos en el 1º son una familia compuesta por la pareja y un “terremoto” de
niño de 10 años aproximadamente…
Lo
extraordinario de esta familia que me llama la atención es la incesante tarea
de cocina que ejerce la señora de la casa, son las 07:30 de la mañana y ya está
en la cocina, abre el frigorífico sacando una bandeja de algo y lo empieza a
manipular…
Con
intervalos cortos donde desaparece dentro del piso, permanece en esta actividad
hasta que salgo de paseo por la tarde.
El
varón adulto aparece y desaparece durante el día repetidamente…
El
niño, no para de jugar en la terraza.
Tengo
un encuentro casual con ellos en el transporte público, los veo de cerca, ella
tiene las manos muy trabajadas (supongo que por cocinar) él es un varón robusto
y muy en forma, rapado al cero y muestran entre ellos cariño y respeto mutuo…
Deduzco
que el “bisnes” familiar es el cocinar para un tercero…
El
2º izquierda comienzan la reforma después de la migración de los ocupantes anteriores.
Entran
los nuevos: todavía no los conozco de vista, solo a los operarios de una
empresa de reformas que instalan aire acondicionado y unas máquinas de hacer
ejercicio (que a mi me parecen de aspecto profesional)…
La
primera vez que veo a los vecinos es cuando salen a la terraza a tirar
desperdicios de cocina y limpieza a los cubos de basura que tienen en la terraza.
Uno
de ellos es muy alto y sale en pantalón corto, presenta un cuerpo propio de un
hombre dedicado a cultivar el cuerpo (supongo que es el dueño de la máquina de
ejercicios) el resto no es tan atlético como el alto, pero ninguno del grupo
(al menos son cuatro) desmerece en forma física.
Cuando
los observo tan limpios y aseados, cocinando etcétera pienso que pudieran ser
un grupo de “amigos” pero no veo modales amanerados entre ellos…
Incógnita
por descubrir.
Las
banderas de la colada son las pancartas que gritan las profesiones o las
actividades a las que nos dedicamos, en este caso me lo cuentan: Las prendas
tendidas, además de ropa de cama de 180 x 180cm son uniformes de bombero
(tienen un enorme letrero en la espalda).
Reflexión
al respecto, los oficinistas de llevan trabajo a casa el PC y el porta
documentos para revisar expedientes…
Estos
bomberos profesionales, se llevan a casa
la máquina de hacer ejercicio (puesto que parece que su forma física es en
extremo imprescindible)…
La
familia del 1º migra, no les he vuelto a ver por la barriada, su lugar lo
ocupan otra pareja (ésta sin niño).
La
primera visión es muy agradable, una joven mujer en pantalón corto y ajustado,
unas formas muy marcadas, unos senos generosos y un vientre plano, su aspecto racial parece oriental…
El
varón (también oriental) rapado y muy atlético, los dos de pequeña estatura…
Cosa
peculiar que me llama la atención: el varón se pone unos guantes de látex
desechables y se pone a hurgar en el cubo de la basura de su propia terraza
donde desde la mañana ha estado la joven arrojando desperdicios.
El
varón está separando los residuos reciclables de los orgánicos ¡!
No
adivino a que se dedican…
Esperaré
a la “pancarta” de la colada.
Han
pasado un mes, solo ropa habitual en cualquier humano…
¡Bingo!
Hoy han lavado las prendas de su actividad…
Son
ropas de aspecto deportivo, pero con filos dorados en el final de las mangas y
de los faldones…
Creo
que se dedican al espectáculo circense (lo deduzco por la forma física de ambos
y de las ropas espectaculares y cómodas propias de alguien que tiene que hacer
equilibrios y saltos), ya solo espero verlos en el espectáculo circense…
Ellos
son mis vecinos observados, y yo soy “ese señor mayor” que siempre está sentado
en una mesa junto a la ventana que constantemente
es visitada por bandadas de gorriones al reclamo de los trocitos de pan que les
pone…
Madre mía, desde luego tienes un vecindario pintoresco jejeje.
ResponderEliminarLo del amaneramiento no te creas, te puedes llevar más de una sorpresa. A muchos y a muchas no se les nota nada sus preferencias...
Entre los “pintorescos” naturalmente como habrás notado me incluyo…
EliminarRespecto al amaneramiento, efectivamente es difícil pues ocultamos celosamente nuestras preferencias, pero siempre emitimos señales que un buen observador aprecia…
Un placer verte por aquí amigo mío.