En voz alta.
Creo que esta entrada no está
inspirada, solo obedece a una necesidad de reflexionar en voz alta.
Ocurre en mi vida ahora, un
efecto curioso, cuanto más rica es en el plano espiritual, más pobre es en
expresión de palabras públicas.
Tengo en mi interior un
estruendo silencioso, desde fuera no se nota, no se escucha, pero es un hervir
de ideas y sentimientos.
Leo y medito cada día
Palabras de Verdad, también estoy en la realidad mundana por medio de la
blogosfera, me sigo indignando o espantando (y la mayoría de las veces ambas
cosas), este no es un mundo, es un campo de batallas.
Tentado he estado múltiples
veces de entrar en liza, de participar en un bando u otro, me he posicionado
muchas veces, pero medito cada acción que tomo, para que sirva a más Gloria de
Dios y de sus hijos los hombres.
Es muy difícil el permanecer
pasivo o contemplativo solamente, ante tanta iniquidad.
Los demonios sueltos campan a
sus anchas, pero con el concurso inestimable de muchos hombres y mujeres que
ceden a sus más bajos impulsos, colaboradores necesarios en la ejecución del
mal.
Por edad, me está siendo
permitido el observar la temporalidad del éxito de la iniquidad humana, estamos viendo como cada día
sale a la luz esclarecedora una nueva corrupción, una nueva mentira, como se
les cae el disfraz de honorabilidad de la que se habían investido, solo falta
el espectáculo en directo de que alguno caiga carcomido por los gusanos como
consecuencia de sus faltas. Como ejemplo ver: Herodes muere carcomido por los gusanos ante la vista de todos.
La iniquidad es totalmente
transversal, el espectáculo de la corrupción, que como una metástasis se
extiende por todo el tejido social, me hace temer un efecto Sodoma & Gomorra.
¿Por nuestra colaboración
necesaria en el mantenimiento de sus corruptelas, mereceremos un severo
castigo?
Conozco, como otros países
están soportando una situación de muchas décadas de ignominia y esclavitud, me
pregunto si es la consecuencia de una mala actitud que lo permitió, cuando
soportó las muertes, ejecuciones sumarias y demás tropelías, que en nombre de
la revolución se hicieron…
¿Hasta que punto somos todos
responsables de las sucesivas “burbujas” que nos explotaron en la cara?
Algunos creen que con los
mismos ingredientes, pueden hacer un guiso nuevo, ello no es posible, en
apariencia puede parecer otro, a lo sumo cambia aparentemente el color, pero
tiene la misma sustancia al tener los mismos componentes.
¿Y qué vamos ha hacer
nosotros, si no tenemos otros componente que los del antiguo guiso? –se dicen
los protagonistas…
Pasarlos por el tamiz del
tiempo, y los ingredientes aprovechables usarlos por otros en nuevos platos de
otra cocina, si los necesitaran o los quisieran aprovechar.
El resto, que se unan a la
masa o en su defecto, al cubo de los desperdicios orgánicos.
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