Pensamientos minimalistas
Que satisfacción interna siento cuando tengo constancia de lo eficaz que me es mi pensamiento minimalista; hoy en mi paseo me paro a mirar con curiosidad una obra de las que llaman de reforma en un chalet cercano, estoy valorando muchos aspectos de la finca desde mi punto de vista de antiguo propietario de una finca similar, cuando alguien me interpela, quizás molesto por mi inquisitiva mirada, me quito los auriculares de la radio del oído y le digo:
-¿Perdone...Me decía?
+Que si le gusta algo...
-Sólo miraba, y he decidido que cuando sea viejo y millonario me compraré una; le sonrío y me despido...
Quizás por su bien debería haberle hablado de que a mi esas "posesiones" me son más un estorbo que otra cosa.
Que estoy muy bien sin ellas, que me fueron muy poco satisfactorias y un origen de problemas además de una fuente inagotable de trabajo y gastos sin cuento.
Por su mantenimiento, muchas personas han perdido mucho dinero, la dignidad también.
A mi, esa posesión, junto con otros factores, ha sido la mayor lección que me ha dado la vida hasta ahora.
Aprendí, como se dice vulgarmente, "con sangre" las reglas que rigen este mundo esclavizador, perdí dinero, dignidad y salud; reflexionar y encontrar el camino bueno me ha costado diez años, pero lo he logrado como repito a menudo, y como dijo alguien: de todo se sale...
Lo que queda claro es que todo lo que esté adherido a ti, y según lo fuerte que sea el pegamento, dependerá los trozos de piel que se lleve consigo.
Por eso mismo mi minimalismo de vida emplea pegamentos o esparadrapos hipoalégicos y de papel, de fácil desprendimiento, que con un simple lavado se quite.
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En este mar que es el mundo, nadas entre aguas, aguas turbulentas en un nivel superior, aguas menos turbulentas en un nivel más bajo, mientras en otro nivel estamos los minimalistas, aprovechando lo que a los del primer nivel se les escapa con su desaforado consumo compulsivo o simplemente no aprovechan ni aprecian, nosotros tenemos suficiente para nuestra vida sencilla, sin sobre saltos como una tarifa plana de vida.
Por unos momentos subo al nivel superior, más por curiosidad que de otra cosa y me dejo en el camino muchas escamas en esos niveles, huyo espantado a mi nivel de confort, pero por lo que tengo de aventurero, me hace subir una y otra vez, yo me excuso en que lo hago por curiosidad, por afán de investigar, pero en una de estas ocasiones puedo perder algo más que unas pocas escamas.
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Me enfrento a una lección minimalista práctica en las relaciones sociales y tecnológicas; las nuevas tecnologías con sus maravillosos "cacharros" nos enfrentan a un novedoso reto: el uso o el abuso de ellas.
Mi viejo teléfono móvil, falleció de vejez, me enfrento a la tarea de sustituirlo y es una ocasión demasiado tentadora para entrar en la posesión de una estupenda máquina que pondrá "el mundo en mis manos", tengo la escusa perfecta para soslayar mi reputación minimalista aduciendo la dificultad de sustituir el viejo por por otro de similares características, mi entorno mas cercano me tientan constantemente con sus "cacharros", no obstante en un rápido análisis de mis necesidades reales lo descarto, me consigo uno de apariencia antigua que reúne una mínimas prestaciones que uso no sin cierta dificultad en ello.
Dado que mis relaciones sociales son intencionadamente minimalistas y para ser coherente con mi filosofía sólo necesito lo mínimo y en ello estoy, feliz con mi adquisición prehistórica y antigua...
No quiero ser parte de esa sociedad abducida por las pantallas multicolores y me siento un "poco rebelde" con esta posesión.
Hace años que me pasé a la libreta de notas para mis pensamientos y al bolígrafo para escribirlos, aunque luego los edite en el ordenador, donde tengo como medio de estudio e investigación todos los adelantos de las redes sociales vigentes.
Sin embargo hoy leo un artículo que me tienta de verdad, no conozco el precio, me figuro que será importante, pero me da igual, domeño mi sentido de niño caprichoso y me aguanto con el mío, pero si la curiosidad os "pica" lo podéis leer en el enlace https://www.tecnovedosos.com/cat-s61-movil-todoterreno/
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Leo la carta del apóstol Santiago: Lectura de la carta del apóstol Santiago (4,1-10):
¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros?
He encontrado unos consejos en mi hoja del calendario unos consejos que me parecen útiles, los cuales los disfrazan bajo la coartada ecológica que no por ello, me parecen menos interesantes para el mundo minimalista.
Bajo el título "No al desperdicio" dice, copio:
-¿Perdone...Me decía?
+Que si le gusta algo...
-Sólo miraba, y he decidido que cuando sea viejo y millonario me compraré una; le sonrío y me despido...
Quizás por su bien debería haberle hablado de que a mi esas "posesiones" me son más un estorbo que otra cosa.
Que estoy muy bien sin ellas, que me fueron muy poco satisfactorias y un origen de problemas además de una fuente inagotable de trabajo y gastos sin cuento.
Por su mantenimiento, muchas personas han perdido mucho dinero, la dignidad también.
A mi, esa posesión, junto con otros factores, ha sido la mayor lección que me ha dado la vida hasta ahora.
Aprendí, como se dice vulgarmente, "con sangre" las reglas que rigen este mundo esclavizador, perdí dinero, dignidad y salud; reflexionar y encontrar el camino bueno me ha costado diez años, pero lo he logrado como repito a menudo, y como dijo alguien: de todo se sale...
Lo que queda claro es que todo lo que esté adherido a ti, y según lo fuerte que sea el pegamento, dependerá los trozos de piel que se lleve consigo.
Por eso mismo mi minimalismo de vida emplea pegamentos o esparadrapos hipoalégicos y de papel, de fácil desprendimiento, que con un simple lavado se quite.
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En este mar que es el mundo, nadas entre aguas, aguas turbulentas en un nivel superior, aguas menos turbulentas en un nivel más bajo, mientras en otro nivel estamos los minimalistas, aprovechando lo que a los del primer nivel se les escapa con su desaforado consumo compulsivo o simplemente no aprovechan ni aprecian, nosotros tenemos suficiente para nuestra vida sencilla, sin sobre saltos como una tarifa plana de vida.
Por unos momentos subo al nivel superior, más por curiosidad que de otra cosa y me dejo en el camino muchas escamas en esos niveles, huyo espantado a mi nivel de confort, pero por lo que tengo de aventurero, me hace subir una y otra vez, yo me excuso en que lo hago por curiosidad, por afán de investigar, pero en una de estas ocasiones puedo perder algo más que unas pocas escamas.
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Me enfrento a una lección minimalista práctica en las relaciones sociales y tecnológicas; las nuevas tecnologías con sus maravillosos "cacharros" nos enfrentan a un novedoso reto: el uso o el abuso de ellas.
Mi viejo teléfono móvil, falleció de vejez, me enfrento a la tarea de sustituirlo y es una ocasión demasiado tentadora para entrar en la posesión de una estupenda máquina que pondrá "el mundo en mis manos", tengo la escusa perfecta para soslayar mi reputación minimalista aduciendo la dificultad de sustituir el viejo por por otro de similares características, mi entorno mas cercano me tientan constantemente con sus "cacharros", no obstante en un rápido análisis de mis necesidades reales lo descarto, me consigo uno de apariencia antigua que reúne una mínimas prestaciones que uso no sin cierta dificultad en ello.
Dado que mis relaciones sociales son intencionadamente minimalistas y para ser coherente con mi filosofía sólo necesito lo mínimo y en ello estoy, feliz con mi adquisición prehistórica y antigua...
No quiero ser parte de esa sociedad abducida por las pantallas multicolores y me siento un "poco rebelde" con esta posesión.
Hace años que me pasé a la libreta de notas para mis pensamientos y al bolígrafo para escribirlos, aunque luego los edite en el ordenador, donde tengo como medio de estudio e investigación todos los adelantos de las redes sociales vigentes.
Sin embargo hoy leo un artículo que me tienta de verdad, no conozco el precio, me figuro que será importante, pero me da igual, domeño mi sentido de niño caprichoso y me aguanto con el mío, pero si la curiosidad os "pica" lo podéis leer en el enlace https://www.tecnovedosos.com/cat-s61-movil-todoterreno/
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Leo la carta del apóstol Santiago: Lectura de la carta del apóstol Santiago (4,1-10):
¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros?
Desde mi pensamiento minimalista veo que encontré respuestas a éstas preguntas: la ansia de cosas, de posesiones y oropeles del "mundo" que nos esclavizan a ellas; sólo un profundo desapego a ellas te libera, repito mi lema ya clásico: no ansíes lo que no puedes tener ni necesites lo que te pueden quitar.
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He encontrado unos consejos en mi hoja del calendario unos consejos que me parecen útiles, los cuales los disfrazan bajo la coartada ecológica que no por ello, me parecen menos interesantes para el mundo minimalista.
Bajo el título "No al desperdicio" dice, copio:
Si queremos cambiar el mundo, debemos empezar por nosotros mismos. He aquí algunos consejos para hacer del NO DESPERDICIO un estilo de vida:
- Pequeñas cantidades: comer porciones de comida más pequeñas en casa o compartir con los amigos en los restaurantes, en caso de que las porciones sean muy grandes.
- Reutilizar las sobras: guardarlas para otra comida o utilizarlas en un plato diferente.
- Comprar solo lo necesario: ser prudente en las compras. Hacer una lista de lo que se necesite y procurar seguirla. No comprar más de lo que esté seguro que va a consumir.
- Dejar los prejuicios a un lado: comprar frutas y verduras "feas" o irregulares. Son igual de buenas y muchas veces más baratas.
- Revisar el refrigerador: almacenar los alimentos entre 1ºC y 5ºC para disfrutar de una frescura y una vida útil máximas.
- Atender las fechas: "Consumir antes de..." indica una fecha en la que consumir el alimento es seguro. Mientras que "Consumir preferentemente antes de..." significa que la calidad del alimento es mejor antes de esa fecha, pero sigue siendo seguro para el consumo después de la misma.
Respecto a comprar solo lo que se necesite es un buen hábito que entra de lleno en nuestra filosofía de vida.
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