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Miedo a la lotería


Estamos cerca ya del momento gozoso para algunos y latazo para los más…

Me estoy refiriendo a la lotería.

En tiempos pretéritos, cuando “era” un trabajador por cuenta ajena y cobraba un salario (¡Que tiempos aquellos que no volverán! como las oscuras golondrinas) era (supongo que ahora lo mismo) era, digo costumbre que todo el departamento, toda la empresa, toda la sección sindical (la propia y la rival) y hasta las delegaciones de las empresas colaboradoras editaran o facilitaran números de lotería…

¿Era un contubernio para socializar la riqueza?

¡En absoluto!

Era simple explotación del MIEDO A LA LOTERIA ese miedo a la lotería que menciona el articulista en LD Ignacio Moncada, que me ha recordado hechos pasados donde llegabas a gastarte una pequeña fortuna.

Dice Ignacio Moncada :[ La simple idea de levantarse una mañana siendo el único que seguía siendo pobre, pero ahora entre ricos eufóricos, nos aterroriza y nos empuja a participar.]

Magnífica y acertada observación, corroborada por la frase que ante mi negativa de tomar un número de los que me ofertaban en la multinacional de: “¿Y si toca? Te vas a tirar de los pelos…”

Cuenta en el artículo :[ Intervienen las ilusiones, es cierto, pero también el miedo. Un lector holandés escribía recientemente una carta en el Financial Times en la que contaba que en Holanda se había puesto de moda una lotería en la que el número era el código postal de cada uno. De esa manera, los ganadores no son individuos dispersos, sino un barrio entero. Tim Harford, columnista del Financial Times, respondía a la carta explicando que el factor determinante a la hora de participar en esa modalidad lotera era la del miedo a ser el único que no hubiera comprado una participación si todo el barrio ganaba el premio. La simple idea de levantarse una mañana siendo el único que seguía siendo pobre, pero ahora entre ricos eufóricos, nos aterroriza y nos empuja a participar. El mismo mecanismo se despierta cuando en nuestra oficina se participa con el mismo número. En ese caso, mejor comprar un décimo. No vaya a ser que toque.]

Curioso como lo solucionan este miedo haciendo que toque al distrito…

Cuando en un alarde de hartazgo del sistema, me rebelé contra él, decidiendo no caer en esa tentación que considero supersticiosa de comprar lotería por si toca… solo invierto en lotería como una alternativa que le doy al destino para que me favorezca si lo tiene menester… fui tomado por un excéntrico por el departamento entero, cuando se corrió la voz de que no llevaba lotería, me odiaron.

¿Por qué ese odio que me demostraron?

Cuando no les tocó (como era acostumbrado en años anteriores) algún exaltado me dijo que le había metido mal de ojo…

En los siguientes años, para no despertar esa inquina, simulé que llevaba una participación (no era cierto, no volví a invertir en lotería colectiva) con lo que los ánimos se tranquilizaron… y por supuesto no les tocó nunca (salvo los ERES colectivos, que esos fueron implacables).

Hace una pregunta: [Imagínese que le dan dos opciones. La primera sería tener un BMW mientras en su entorno la gente conduce coches de gama baja. La segunda sería conducir un Porsche cuando todos tienen un Ferrari o un Aston Martin. ¿Cuál escogería? En otras palabras, ¿usted prefiere ser el más rico de los pobres, o el más pobre entre los ricos?]

Yo desde luego me decanto por parecer pobre entre los pobres… lo veo menos insultante aunque algo hipócrita, pero también más práctico, dice el dicho: “Guárdate de quien no tiene nada que perder”… De todas formas es teoría, esperaré a tener la oportunidad de constatarlo, mientras seguiré echando a la lotería de manera individual y no socializadamente.

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