Los tres senderos.
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Tres caminantes, uno casi un
anciano, se apoya en un sólido bastón largo de nudosa madera, otro es un joven
entusiasta y algo alocado lleno de energía y el tercero es un hombre de edad
mediana de gesto adusto encerrado en sí mismo, se encuentran en una encrucijada,
una presenta un sendero pedregoso que serpentea hacia un valle verde y con
riachuelos, en él se aprecian los movimientos de bestias salvajes que deambulan
en libertad total…
Al final de ese valle
comienza una extensión desértica que linda con unas altas cadenas montañosas en
las que se aprecian a enorme distancia,
nevadas cumbres…
El objetivo de los caminantes
se encuentra al otro lado de la cadena montañosa…
Otro sendero se presenta
llano, de una arena fina, consistente y firme, color albero, bordeado de
florecillas silvestres al linde con un enorme muro, impenetrable a la vista de setos y enormes
árboles que oculta un precipicio de una profundidad inmensa en proporciones…
El camino está plagado de
suaves curvas a derecha e izquierda, si levantas la vista, ves al fondo la
imponente silueta de las nevadas montañas…
A la entrada de este sendero,
los caminantes disponen de cómodos y estables triciclos a su disposición…
El tercer sendero enfila
derecho en lo que parece una cuesta abajo, con un asfaltado camino hacia un túnel
negro en su enorme longitud en la que parece adivinarse una luz al final…que
pueden ser las montañas, pero no tenemos medio de corroborarlo…
Estando los tres caminantes
en reflexión sobre que sendero tomar hacia el destino común, se unen a la
encrucijada otros grupos de caminantes que van incorporándose al grupo…
Mientra los tres caminantes
reflexionan, grupos de personas toman los triciclos y en algarabía grupal se internan por el suave sendero de arena albero...
Los triciclos se reponen
automáticamente por otros nuevos…
Otros grupos inician la
cuesta abajo hacia el túnel…
El anciano del bastón ha
terminado su reflexión interna, se levanta apoyándose en el bastón e inicia el
camino por el sendero pedregoso…
El caminante del gesto
adusto, sin decir nada sigue el mismo camino del anciano…
El impetuoso joven, toma un
triciclo y enfila el amarillo sendero…
Repentinamente el joven salta
en marcha y corriendo retrocede por donde ha entrado, entrando a la carrera por
el sendero pedregoso.
Tras una carrera no exenta de
caídas logra alcanzar al anciano que ya
estaba muy adelantado.
-Anciano, ¿como sabías lo del
camino amarillo?
-¿Qué era lo que yo tenía que
saber de ese camino?
-Que el triciclo iba solo y
que era muy difícil el levantarse de él e imposible el frenar…
-No lo sabía (contesta lacónico
el anciano).
-Entiendo que te diera miedo
el túnel… ¿pero que te llevó a escoger este camino tan difícil e incómodo?
-La experiencia amigo mío, la
experiencia. Huye de lo excesivamente fácil, siempre lleva a la esclavitud,
cuando no a una muerte cierta e inminente…
Y no tengo miedo a la
oscuridad del túnel, pero lo fácil de la cuesta abajo, la no existencia de
alternativas y el final incierto, hizo que lo desechara…
El suave camino amarillo, con
su aparente placidez y promesa de placer y comodidad, me hicieron sospechar.
-¿Es menos peligroso este incómodo
camino viendo a las fieras que hay ahí abajo campando libres…? Y también están
esas zonas desérticas y estériles que intermedian con esas inaccesibles
montañas.
-Lo estás mirando de manera
superficial…
Donde tus ves peligro en las
fieras, yo veo vida, y en lo que llamas zonas estériles, he visto vida en ellas
y contacto con la naturaleza, hostil pero naturaleza…
Respecto a las montañas, poco
a poco y paso a paso se logra alcanzar su cima.
-Pero discúlpame anciano,
tardaremos mucho en alcanzarlas, y perdona que te lo mencione, no te queda
mucha vida pues ya eres un anciano…
-Nadie sabe cuanta vida le
queda, eso solo lo sabe Dios… por otra parte cualquier sitio es bueno para
morir, lo realmente importante es como vives lo que vives.
-Anciano, una pregunta: ¿Es
que no quieres vivir?
-Claro que quiero vivir. Nací
para vivir y para ello tienes que fluir con la vida misma, sin miedo y con
libre albedrío…
El anciano se introdujo en un
riachuelillo de cristalina agua, cerró los ojos y permaneció en silencio murmurando
unas palabras en un tono tan bajo que el joven a pesar que estaba a su lado no
lo escuchaba…
Muy buena historia
ResponderEliminarGracias por tu opinión!! :))
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