El hábito de prever.
Dentro
de la complicación del ser humano, está el hábito de “prever”.
Un
hábito que puede ser bueno y malo (como todo en la vida) pero lo que si puede
ser (eso seguro) es un elemento que nos sature de cosas y sensaciones.
Prevemos
que podemos necesitar en el futuro ese “cacharro” arrinconado que llevamos años
sin usar…
Prevemos
que podemos necesitar un monto de dinero en las décadas futuras (y no tenemos
certeza de que estaremos vivos ni bajo que condiciones).
Prevemos
que podemos engordar 10
kilogramos y guardamos esos vaqueros cuatro tallas
mayores que la que tenemos ahora (yo por ejemplo, aunque los acabo de tirar).
Podríamos
hacer una lista enorme.
La
culpa quizás la tenga el instinto de supervivencia que con la perspectiva de la
experiencia nos hace prever para sobrevivir…
Este hábito se puede controlar en su “descontrol”
comprensible, desde la perspectiva del minimalismo.
Aplicando
el sentido práctico del minimalista, objetará que es mejor implementar un
decidido control sobre su salud y no permitir el exceso de peso que la pueda
hacer necesario el guardar esos pantalones…
Referente
a los planes de pensiones (aquí voy a tocar muchas “sensibilidades”) el
realismo nos da cuenta de la inseguridad
cierta que supone eso.
Una
crisis como la actual se ha llevado por delante muchos miles de planes de
pensiones, la inseguridad jurídica que actualmente soportamos nos hacen recelar
de ellos…
Y
las pensiones públicas (en nuestro país, España) están en proceso de demolición…
¿Cómo enfrenta un minimalista este punto
en concreto?
Con
realismo extremo:
Primero
mirar el calendario vital.
Segundo
ver el estado económico-político-demografía poblacional de la sociedad en ese
momento.
Decidirse
por el camino corto-medio plazo menos malo.
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