Desesperanza
¿Levantarse cada
día para ir a la ocupación, volver a casa para dormir, cumplir con deberes
maritales estando cansado, volver a levantarse temprano para volver a repetir
lo mismo, y sentirse perturbado si cambia nuestra zona de confort?
Luchar por
nuestro puesto de trabajo, por los ascensos y el día a día del negocio, sin
límite de tiempo, salvo en algún caso la “jubilación” ¿Es vivir?
No disponemos de
tiempo para jugar con nuestros retoños, con nuestra esposa, ir a la reunión del
sindicato o del partido, del club de fútbol ¿Es eso vivir?
Yo tenía claro
cuales eran mis afanes, nunca los conseguí, eran afanes solo del mundo: sexo en
exclusiva, vivienda y trabajo bien pagado.
Nunca me
pregunté por el precio de todo ello, hoy lo conozco y no valía la pena, estaba
sobrevalorado.
He trabajado 50
años, comencé joven, ahora soy viejo, he acumulado mucho. ¿Quién va a gastar lo
acumulado?
Firmado: “Un
humano desesperado”
Lectura del libro de Job (7,1-4.6-7):Habló Job, diciendo: «El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero. Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario. Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba.Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza. Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.»
Solo la fe encontrada en mi camino me ha salvado de la
desesperanza.
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