Compra y demografía.
Compra y
demografía.
Escribe Ana un
precioso y sencillo artículo que podéis leer aquí Simplifica tu vida y sé más feliz sobre las pastillas de jabón, no voy a
estropearlo con mi prosa, me ha llamado la atención puesto que es algo que he
percibido yo también, y no solo sobre eso, sino de más cosas.
Como dispongo de
tiempo y ganas, hago incursiones por las tiendas y supermercados (dispongo de
coche) y me he dado cuenta de que una misma cadena no expende los mismos
artículos (no hablo del precio, solo de productos), cada establecimiento tiene
sus propias mercaderías. Sorprendido por no encontrar un artículo habitual en mi
cesta de la compra, interrogo al responsable del mercado, me contesta que cada
establecimiento expende lo que los hábitos de su clientela demanda.
Hasta aquí lo
encuentro lógico, pero esto me sugiere que puedo saber qué clase de familias
viven en la zona, cual es su poder adquisitivo, cual es su nivel cultural, su
franja de edad y cultura urbana y finalmente la situación vital asociada a
todas estas circunstancias, de suerte que ya cuando necesito comprar algo, lo
primero que me interrogo es a qué almacén acudir, dependiendo de la necesidad a
cubrir, me explico:
¿Es de salud
debido a mi edad vital? No iré a un super del un barrio nuevo, habitado por
familias jóvenes sin problemas de salud (como la diabetes por ejemplo).
¿Es para comprar
jabón de lavar a mano? Raramente encontraré uno en envase que no sea líquido ni
de otra forma en un super de nueva barriada de gente joven (por lo que se ve,
esos no lavan a mano ni los platos, menos la ropa).
¿Qué quiero
comprar lejía para el suelo? Tampoco iré a donde van las familias jóvenes y
modernas, pues viven en casas con suelos de tarima y materiales sensibles a la
lejía, esos lavan con limpiadores específicos para esos suelos y muebles, y por
supuesto es imposible encontrar una fregona de algodón, pues solo hay
disponibles de “microfibras” (el algodón es el único que soporta relativamente
bien la lejía, mientras que las “microfibras se deterioran al segundo uso).
En definitiva,
si mí necesidad corresponde a un hábito “viejo” voy donde haya “familias viejas”,
por el contrario, si mí necesidad es “moderna” me desplazo a un super de nueva
barriada con familias jóvenes.
Planeo por los
lineales, y mirando los productos se me aparecen como un gráfico estadístico
poblacional, ya leo con maestría estos lineales, ya no existen productos lácteos,
ni de limpieza, ni cárnicos ni productos horneados, precocinados, en crudo,
empaquetados…
Ahora son para mí
historiales demográficos que me hablan de la sociedad de alrededor, de su poder
adquisitivo, cultura, edad y salud, etnia y hasta casi intuyo su religión.
Comentarios
Publicar un comentario