Misericordia
Paseando por el paseo
del Prado en Madrid, observo algo singular: Un hombre de edad avanzada se
agachaba con dificultad y vertía agua de una pequeña botella de plástico en una
pequeña planta que intentaba sobrevivir en una hendidura entre la pared de
granito y el granito de la acera que bordea el Museo Thyssen-Bornemisza; vano intento por
lo exiguo y yermo terreno de labor, pero el hombre lo intentaba, parece ser que
su cerebro empatizaba con la semilla germinada de un arbusto cercano. Me llamó
la atención el estado psicológico que le llevaba a tener misericordia con ese brote de vida.
![]() |
http://www.guiadeviaje.net/espana/imagenes/madrid-metro.jpg |
Me monto en el
metro de Madrid para desplazarme más rápido y al mismo tiempo huir del calor
sofocante que nos asola en la superficie, la mirada se me fija en ese “resalte”
del que disponen algunos vagones de metro (exactamente 4 por puerta) es una
especie de respaldo, de un metro de altura por medio
metro de ancho, tiene en la zona media una especie de asiento, inclinado 45º de
manera que solo te permite apoyarte sin deja de estar de pié.
¿A que me
recuerda esa forma?
Ya doy con ella,
la memoria me retrotrae a mi niñez, ese mismo “artilugio” lo vi en el coro de la catedral de mi ciudad
natal, entro en internet y lo busco, lo encuentro y se llama “asiento de misericordia”.
Cuando bajo en
mi estación, observo esos soportes de acero, son soportes a dos niveles que
permiten estar apoyados pero no sentados (por cierto no los puedo usar ni esos
ni los otros por su altura, pues parece que fueron diseñados para los parámetros
de altura nacionales actualizados y yo estoy ya “descartado”) también deben
llamarse “asiento de misericordia”.
Camino un poco,
me encuentro con las nuevas paradas de autobús, a las que han dotado de un “artilugio”
parecido, nadie nos lo explica, pero debe de ser el mismo concepto, al lado
derecho/ izquierdo (según se mire) hay un soporte que ya identifico como un soporte
de “misericordia”.
Ahora estoy
reflexionando sobre ello, me he dado cuenta que no es baladí (dado quines
tienen preferencia por su uso).
Me malicio que
en su intención original, la creación en los transportes públicos de estos
artefactos no es asunto que tenga que ver con la misericordia, pero como muchas veces en la vida, unos se proponen y
otros disponen.
Termino mi
periplo y entro en el Banco de España, el motivo no es otro que el hacer un
favor a un inmigrante sin papeles, a quien le han dado algo de ropa en un acto
de misericordia, y en un bolsillo de
una chaqueta se encontró muy dobladito, un billete de 10.000 pesetas de 1986.
Desconoce nuestro
sistema económico-monetario, el billete le parece importante, y por medio de un
amigo común inmigrante (este con permiso ya) que ha aprendido español bastante
eficientemente, me piden que si le hago el favor de cambiárselo por moneda en
curso, la figura del rey y del príncipe les ha dado esperanza de que es algo valioso…
Acepto el
encargo, y este es el por qué de mi estancia por primera vez en mi vida en el
banco de España como usuario.
Salgo con 60 € y
diez céntimos que habrá incrementado significativamente el regalo de misericordia inicial.
Como veréis, fue
un día muy señalado y lleno de misericordia,
hay otros acontecimientos de este día (también llenos de misericordia) pero esos los medito y
los guardo en mi corazón.
Comentarios
Publicar un comentario