Mi nueva "red social"
He cambiado de
hábito, ahora voy todos los días a la misma hora al mismo sitio.
A modo de
experimento (como los que gusta hacer a mis amigos Homomínimo e Ivan) he trasladado, o mejor dicho, he convertido
un espacio público (un enorme jardín) en mi nueva red social.
El pequeño
parterre con su fuente de chorrito en el centro, rodeada de diferentes especies
de árboles es el portal de inicio de mi nueva red social.
Desde allí
conecto con el universo entero, cuando me canso, me levanto del banco y tomo un
itinerario creado por mí mismo, que a modo de compendio, puedo visitar todos
los “universos” que contiene el parque.
Mientras la
climatología lo permita voy a visitar esa “red social” aún con paraguas y
abrigo.
Cuando entramos
en cualquier sitio por primera vez, nuestros ojos perciben una realidad que
manda a nuestro cerebro en forma de impulsos, él los tabula de forma
superficial, salvo que el estímulo sea muy fuerte; solo cuando visitas los
mismos sitios, a la misma hora y todos los días, es cuando realmente tu cerebro
comienza a “ver” la realidad.
Esa realidad
casi no tiene nada que ver con lo que viste el primer día, se cumple el dicho:
“nada es lo que parece”.
Somos varios
miles los usuarios de esa “red social” simultáneamente, ¿Cuántos los mismos? Eso
solo lo sabremos si somos asiduos todos los días, y a la misma hora y sitio.
Ya no llevo
conmigo la cámara de fotografiar, ni uso el móvil para ello tampoco, solo me
quedo con el momento que disfruto con mis cinco sentidos, he pasado de
disfrutar las fotos (que solo veo cuando las descargo en el ordenador y poco
más) a disfrutar la foto que realizan mis ojos que guardo en mi HD de la
cabeza.
Ocasionalmente
porto unos prismáticos de gran calidad para la observación de los animales del
parque (sobre todo las aves).
Mi primera hora
(si los niños me lo permiten) es de lectura y meditación, es donde consigo
conectar con mi espíritu y la creación de Dios.
Como ya soy
conocido por las personas habituales, que como yo practican la misma ocupación,
no es extraño que socialicen por algún motivo, son contactos cortos, anónimos
(no nos decimos el nombre ni nada en concreto que rebele nuestra identidad,
solo lo hace el que quiere sin más datos de re-contacto, salvo que acuda
voluntariamente al mismo sitio y a la misma hora) que me recuerdan los
contactos en twitter.
Terminado el
periodo de lectura y meditación, me levanto del banco, me dedico a la
observación del entorno, pero esta vez en movimiento.
Es cuando al
cabo del tiempo, te das cuenta de que nada es lo que te pareció al principio.
Lo que creías
que eran parejas, no lo son; los que eran todos deportistas, tampoco. Descubres
que hay “business” sorprendentes, no por el material, si no por los miembros,
por ejemplo unas “mujeres de edad” aprendiendo a patinar, o a montar en
bici a cargo de jóvenes de aspecto “alternativo” que presupongo que
no son hijos ni nietos, y que tampoco hacen el “coaching” gratis total.
Prácticamente
todo lo que encuentro en twitter lo encuentro en el parque.
Personas y
animales son el objeto de mi curiosidad
antropológica y zoológica.
He conocido un
caso animal de lo más curioso, que he bautizado como “la perra lesbiana”.
En el parterre
de inicio, es habitual la presencia canina y de aves por la presencia de la
fuente, que dada sus característica sirve tanto de abrevadero de perros y aves,
como de bañera ocasional para ambos.
Los canes están
sueltos y pululan con total libertad bajo la vigilancia de las personas que
custodian las mascotas.
En
“parterre-inicio” nuestra perra
protagonista, actúa como líder sobre los demás, si el perro que acude a
olisquearle el trasero es hembra, ella se deja olisquear con gusto y solicitud,
pero si es macho el “olisqueador” recibe un gruñido de desagrado.
Su “amistosidad”
con las perras es tal, que en varias ocasiones ha iniciado una cópula imposible
con ella, ejerciendo ella el papel de macho “copulador”.
Cuando está
ejerciendo su liderazgo en el “parterre-inicio”
se acerca a todas las personas a moverles la cola amistosamente, pero SOLO se deja acariciar si es una mujer
la que lo hace, a los hombres no nos está permitido, prácticamente nos ignora.
Le comento esto
que he observado y cómo la he bautizado yo, a su dueño, éste se parte de risa,
y a grandes carcajadas se sorprende de mis observaciones que califica como
cinco plenos en mis observaciones y lo
poco usual que es que alguien se dé cuenta de ello.
El control de
plagas lo llevan a termino, con el
concurso de un “cuerpo de guardia” de gatos (entre otras acciones) éstos mininos
están guarecidos en unas pequeñas “gateras”
disimuladas entre los arbustos, fuera del alcance de perros y personas (yo con
mi observación del entorno me he
apercibido por casualidad, dado lo bien disimulado que están), la presencia durante
el “aseo” gatuno de algunos niños, al verlos se han alborotado (los niños) con
palabras como:
-¡Que fuerte
papi, mira unos gatos!
Esta vez
alarmados (los niños):
-
¡Papi
mira gatos! ¿Se comerán los patitos y los pececitos?
En esta sociedad
de pusilánimes, nuestros niños ven a los gatos como si fueran tigres de
Bengala, y no se perciben de que cuando echan pan a las carpas del estanque,
acuden también los patos, y no han observado que los patos están más atentos a
los alevines de carpa que a los trozos de pan, pues prefieren la “chicha” al
pan o a los ganchitos de queso.
-¡Papi, papi,
mira Mickey!
Poco después con
decepción enorme:
-Jo… es mentira,
hay un hombre dentro.
Tampoco es
cierto, es una mujer de poco tamaño…
Me cruzo con un
grupo de personas de ambos sexos de edad mediana, están comandados por una
pareja de aspecto sesentaochista (hippy), este grupo se abalanza hacia los árboles
del entorno y los abrazan con mimo, mientras los hippy`s les dicen: -¡Que noten
vuestro amor! (mientras éstos balancean la pierna derecha o izquierda de un
lado a otro como un péndulo).
Mientras, la
pradera de hierba está llena en revuelto
sin orden de parejas acariciándose de distinto género, mezcladas con personas
del mismo género y en la misma actitud, junto con otros lanzando la pelota
a las mascotas; aquí la curiosidad del
momento, han comercializado un cacharro para coger la pelota que les ofrece la
mascota y lanzarla sin mancharse de babas perrunas las manos, lo cual al humano
poco habilidoso lo único que consigue es darle un pelotazo al perro o al vecino
de al lado (con gran apuro para todos, el receptor del pelotazo y al propio
lanzador que se deshace en disculpas).
He de resaltar
el gran civismo que observo, TODOS los tutores de mascotas recogen las cacas
con bolsas y las depositan en las papeleras.
Las experiencias
son múltiples, pero para no ser exhaustivo, creo que estos pocos ejemplos
bastan, no obstante en otro momento podré volver con alguna crónica que crea
digna de compartiros.
Los ojos abiertos. Sin distracciones. Con este texto me has llevado allí Alberto. Y has demostrado lo mucho que se puede conseguir cuando se hace algo sin hacer ninguna otra cosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
EliminarMuchas gracias amigo Iván por tu aporte.
Un abrazote grande
Todos los días, en el mismo lugar y a la misma hora. El arte de la "atención". Me recuerda los días entre semana cuando voy andando al trabajo, me parecen todos los extras de una película.
ResponderEliminarMagnífica analogía amigo mío, son y somos “extras” de una película, una película que unos viven como migrantes con una meta aún no alcanzada, que repetimos gestos y hábitos iguales todos los días, en un sinsentido claro la mayoría de las veces y llenos de banalidad y golpes al viento…
EliminarGracias por tu comentario, una abrazote amigo.
Alberto Antonio