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Viviendo, o vivir en diferido.

Comentaba el otro día con unos amigos, que últimamente le estoy tomando el gusto a “vivir en diferido”. Se rieron y me dijeron que como siempre era un excéntrico, que siempre meaba fuera del tiesto.

Con gran paciencia tuve que explicarles cómo lo hacía y qué bondades encontraba en esa manera de vivir que les parecía tan excéntrica. 


Hoy mientras lavaba el menaje de cocina después de comer, estaba escuchando un intenso debate entre un locutor famoso y un nutrido grupo de contertulias femeninas. El asunto era el dilema que se les presentaba por coincidir un debate político, un partido importante de fútbol donde juega el Madrid y una entrevista de cuatro horas a una tal Rocío Carrasco, y debatían cómo iban a enfrentarse a tal dilema.

Enfundado en mis guantes de goma, rascaba la mugre de la vajilla y sonreía pensando en qué bien les vendría conocer mi “modo excéntrico de vida”.

Y decido compartirlo con vosotros por si alguien decide hacer una prueba.


Mi vida, intento que sea lo más suave y plana posible, pero es difícil conseguirlo dado que cada día es como una montaña rusa con tantos acontecimientos y asuntos que atender.


Llevamos en la muñeca (yo no) un reloj que interrelaciona con el móvil que te lleva la cuenta, desde cuánto duermes hasta cuantas veces te levantas a orinar por la noche.

Cuando enfrentamos el nuevo día, lo primero que hacemos es conectar la radio o la TV para escuchar las últimas noticias.

El móvil empieza a escupir mensajes de tu grupo de whatsapp que se llena de noticias y memes varios, (como tengo varios grupos, familia, trabajo, amigos) os podéis figurar el follón.

Abres el correo y tu bandeja de entrada está más saturada que un vagón de Metro en hora punta.

Por una vida como esa, tan indeseada, reflexioné cómo sería que todo fuera más lento, más pausado y no tan inmediato, y llegué a unas conclusiones:


¿Cómo era la vida hace cincuenta o sesenta años, era todo tan inmediato y perentorio?


Por supuesto que no, primero no existían los móviles, nos llamábamos con un fijo, y podías estar, o no en ese momento, (recogían el recado en una nota y te la daban cuando llegaras).

Los mensajes importantes te llegaban por medio  de un telegrama (horas después por medio de un empleado de telégrafos), los documentos simples, por medio de una carta (dependiendo lo lejos, podía tardar una semana o más). 

También estaban la paquetería de correos (con una demora considerable), o las agencias de transporte privadas (esas generalmente eran para mercaderías pesadas o voluminosas).

De manera más de barrio (yo trabajé en ello), estábamos los “chicos de los recados, y en plan más serio los “cosarios” (que eran unas personas que por medios como coches o camionetas se acercaban a la capital y realizaban las compras que les encargaban en sus pueblos).


¿A qué viene toda esta historia? ¿Intento convencer de volver al pasado?

Por supuesto que no, pero sí aprovechar lo bueno de aquellas circunstancias.

Voy a realizar una descripción de cómo es “vivir en diferido” hoy:


Me levanto y me aseo, mientras desayuno me apetece escuchar cómo fue la charla de un programa que es de mi interés, pongo la TV y elijo ese programa, escuchándolo mientras desayuno y me preparo para la actividad del día.


Casi nunca veo en directo nada, ni películas, ni telediarios ni debates, hasta las series las veo en diferido.


¿Qué gano con saber en directo nada, salvo que busque cómo están las carreteras o las previsiones meteorológicas?


Desde que tanto las noticias como los debates las veo en diferido, soy más reflexivo, me cabreo menos y mis reflexiones son más precisas y mesuradas.


¿Qué es lo que tiene de malo principalmente las redes sociales, Twitter por ejemplo?

Su inmediatez, una inmediatez que te lleva a reaccionar de forma desproporcionada o imprudente las más de la veces, hasta tener que borrar un tuit o hacer un retuit a algo que luego te arrepientas.

Si fuera en diferido, sería más prudente y reflexionado, pues de esa forma se hace extensible al resto de las cosas.


Lo de los mensajes de Whatsapp lo he solucionado no teniendo esa aplicación, el que realmente quiera decirme algo, que me llame, o me escriba un correo electrónico, un SMS también me vale. 


Respecto a los programas coincidentes que eran objeto de debate, pues se solucionaría con ir a las plataformas y verlos en diferido.


El no estar atado a una programación, es algo que me libera, porque ya “no estoy programado yo”, soy yo el que programa, cuando quiero y lo que quiero.


Pocas cosas hay imprescindibles en mi sencilla vida que merezcan esa inmediatez. Incluso a veces es muy de agradecer llegar tarde a una determinada noticia, que por lo general era inevitable.

Si alguien quiere alguna aclaración, que lo diga y le contesto.


Comentarios

  1. Que asunto más interesante expones Alberto, voy a probar para ver si soy capaz de "diferir" todo lo posible mis actividades diarias, ya te contaré en privado como me va, incluso puede que te pida consejo en algún aspecto.
    Un beso.

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  2. Gracias por tu comentario amiga Julia, espero ansioso tu comunicación.

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  3. Que gran reflexión, que gran verdad.
    Hace apenas un año, decidí borrarme todas las redes sociales, creo que fue una de las mejores decisiones que tomé. No solo twitter, todas las aplicaciones me generaban una serie de estrés, el saber todo aquí y ahora, siempre me ha gustado un poco más la improvisación, el dejar estar, el pasar.
    También veo las series, películas, programas que me interesan cuando me apetece, en diferido.
    Así, considero que disfruto más de la vida y del tiempo.

    Gracias por esta entrada, uno de los mejores correos que he recibido en esta semana.

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    Respuestas
    1. Cuanto me alegro de tu opinión y que ya tomaras esa decisión salvadoras de tu estabilidad mental.
      Cuando se pasa un poco de tiempo en esa experiencia, ya se hace imposible volver a la inmediatez antigua, nos resulta tan estresante, que ya no lo soportamos.
      Ya conocemos lo que es volver a vivir sin la correa al cuello de la inmediatez, y nos gusta volver a vivir en libertad.
      Un cordial saludo

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  4. ?no es hacer trampa?
    El resultado del partido ya se conoce

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    Respuestas
    1. El objeto de la inmediatez de la noticia es precaverse del un resultado dañoso para nosotros mismos, pero dado que en su inmensa mayoría de las veces no se puede hacer nada, el vivirla en diferido nos da tiempo de reflexión, y por consiguiente cometemos menos errores que en la premura de la inmediatez.
      El combate lo afrontaremos con "la sangre fría" de la reflexión que nos proporciona el diferido. Es como una partida de ajedrez rápida donde se toma en segundos la decisión del siguiente movimiento, donde cometes multitud de errores. Por el contrario el diferido nos permite ser más certeros, tenemos que recordar el refrán: "La venganza se sirve en plato frío".
      Muchas gracias por el comentario amigo Francisco.

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