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Me he enfrentado a una nueva migración.

Hace ya tiempo que no escribo, rompo esta inercia porque ya he concluido un evento que me puso a prueba "como maestro de minimalismo" y me ha llevado a decirme: "Si eres doctor, cúrate a tí mismo", ha sido tan dura la prueba que hasta he llegado a pensar que iba a enfermar...y como en la tormenta perfecta, se han unido todas las circunstancias al mismo tiempo.  

FEBRERO 2025

Todo comenzó con un problema de desagüe de las aguas de lavabos y ducha, avisado el casero se presentó con dos operarios fontaneros, después de 2 horas nada arreglaron e incluso lo empeoraron.

Llegan a la conclusión (como yo presumía) de que hay que realizar un “obrón” (en palabras del casero) que puede durar 20 días al menos, que debería buscar un sitio donde alojarme mientras se realiza la obra, esto mismo que por ley le corresponde pagarlo a él, se hace el "sueco". Tampoco yo quiero presionarlo, he llegado a la convicción personal que debo imitar a los indígenas del amazonas, que cuando la aldea se llena de parásitos, acuerdan un día y abandonan la aldea con sus "muebles" y migran a otro sitio dejando la aldea y sus parásitos abandonados al albur de la selva, en mi caso es un conjunto de cosas y circunstancias, como son el aire acondicionado del dormitorio  (que nunca usé y dejó de funcionar), la placa vitro que se estropeó, las cañerías colapsadas el suelo que se estaba levantando, el precio del alquiler elevándose progresivamente, el Ayuntamiento poniéndo impedimentos a la circulación (pero cobrando impuestos por circular), endurecimiento anunciado de las ITV`S y de las renovaciones del carnet de conducción, y así muchas cosas más.

Aún puedo lavar los platos y bañarme metiéndome en un barreño cuya agua vierto en la taza del Water, sigo aguantando, he de reconocer que yo esperaba “una señal más clara del Espíritu que me lleva de la mano”.´

Más tarde la vitrocerámica se estropea, me veo en la necesidad de comprar una hornilla de inducción de un fuego, me es eficiente, el casero me dice que vea de un comercio cercano que pueda instalarme una nueva, le respondo que no me es perentorio el cambio puesto que dispongo de la portátil (ya me estoy saturando de tantos problemas juntos).

De las bombas de calor de aire, uno (que casi nunca he usado) deja de funcionar, posteriormente el “atasco” se incrementa llegando a desbordarse el vertido por el plato de ducha, ya no puedo ni usar la lavadora, realizo varias coladas desaguando la lavadora en un barreño grande (el mismo que uso bara bañarme), con cuidado de que no rebose manteniendo un nivel bajo a base de descargar el barreño con un cazo en un cubo auxialiar de 25 litros y de esta forma logro hacer varias coladas (ir a la lavandería es un coste añadido de 6€ por colada y un coñazo).

Ya veo un claro indicio de comenzar la migración, las señales son inequívocas, sin contar el episodio de la rotura de una lavandería del otro lado de la finca que nos inunda a mi y a mi vecino, cosa que resuelvo yo personalmente ante la desidia del casero e incluso del vecino afectado (un inmigrante en situación irregular).

Le mando un audio al casero en el que le digo; “Lo que nos temíamos se ha producido” y le cuento la situación extrema en que estoy y que he tomado la decisión de migrar…

Se empeña el casero en enviarme otros dos fontaneros, le digo que para qué, si el anterior no pudo arreglar nada…

Me responde que al menos hay que intentarlo…

Recibo a los fontaneros que muy decididos y resueltos se ponen a la tarea sin hacerme caso a mis opiniones, son dos hispanos malencarados y sobervios que se han traido una bomba de presión.

Nada consiguen, salvo empeorar más todavía la situación, deprimidos se van dejándome desconectada la alcachofa de la ducha y el desagüe del lavabo, con un comentario: "dos horas para nada", (me faltó decirles que ya se los había avisado yo).

Les llamo que aún están cerca y les digo lo que han dejado y que vengan pues yo no tengo mano de hombre para apretarlo.

Vienen, lo aprietan y se despiden con disculpas.

El casero no ha reaccionado (no sé si es que no se lo creía o que estaba valorando al anterior fontanero).

Inicio la consulta del portal inmobiliario a la que estoy suscrito, el primer anuncio es de un piso de 55 m2 de un precio de 371€, luz y agua incluida, esto de ser un chollo en este mercado de piratas y especuladores ya me mosquea.

Me llama la atención, la estudio y me parece proverbial que sea ese anuncio el que primero  aparece, busco el contacto (esperando hablar con una inmobiliaria) y resulta que es una mujer que es la propietaria.

Me intereso por las condiciones que pide en la web (contrato de trabajo etc) le digo que soy un pensionista de 73 años (por lo que no dispongo de contrato de trabajo) y que si eso le supone un problema (ya tengo conocimiento de que hay un movimiento anti alquilar a personas vulnerables, que incluso nos han puesto un adjetivo descalificativo: "Los inalquilables", este movimiento es claramente conservador y está enfrentado al gobierno al que le acusan de todos los males), a mi pregunta me responde que ninguno.

Instantáneamente después de hablar con ella (empatizamos sobremanera), tengo tan buenas vibraciones...

En casa he empezado la expurgación de cosas y a decidir qué me llevo y que tiro (esto es un calvario para mi espíritu), quiero llevame solo lo esencial, pero arrastro muchas cosas desde mi naufragio (aún tengo que romper muchas cadenas que me malicio que morirán conmigo), está salpicando a mi hermano que empieza a ser consciente de sus propias cadenas y de su falta de albedrío personal.

La vida nos pone ante nuestras contradicciones constantemente.

27/02/2025

El día anterior a las 21 horas creo conveniente mandar un mensaje advirtiendo de mi llegada el jueves 27, me dice que las llaves me las dará su mamá y que ella con suerte llegará a las 20 horas, (es decir que no estará para recibirme y formalizar el contrato y recibir la fianza y el mes de alquiler), esto me sorprende en extremo a unas horas del viaje a Oropesa.

En el cruce de mensajes me entero que no quiere que sea con contrato de alquiler, que es un acuerdo personal entre dos personas, le digo que yo necesito un amparo documental del acuerdo, es decir un contrato con reglas que establezcamos, las reglas que en esta sociedad nos damos y tenemos que acatar para que no se convierta esta sociedad en un caos.

Para no ser prolijo, termino el relato: No llegamos a un acuerdo, pues veo mucho riesgo un acuerdo verbal nada más.


Y vuelta a buscar en el portal inmobiliario (esta vez con más intensidad y atención). 

Hasta aquí el relato que he sacado del ensayo que he escrito de más de 200 páginas, donde relato de manera cronificada todas las tribulaciones que este viejo guerrero minimalista ha tenido que soportar...

Todo ha terminado bien, ya estoy censado en una vía principal de Ciudad Real, reflexiono si esto le ha pasado a un veterano en la vida y maestro minimalista, pienso que si no hubiera tenido el refuerzo minimalista, cómo lo habría enfrentado.

En mi comienzo de vida en esta bonita ciudad, que pretendo que sea desde 0 en todos los órdenes, critérios nuevos, sin ideas preconcebidas de antemano y creando nuevos hábitos propios de una persona minimalista que pretende vivir en una experiencia plana en una capital de provincia, sin saltos, con las mínimas necesidades y en un sitio mínimo (la exigencia de la propiedad de que no use clavos para colgar "mis cuadros" (son mis cadenas emocionales que llevo arrastrando décadas desde mi "naufragio vital") la aprovecho como oportunidad para dejar atrás esas cadenas (ya veré qué fin les doy) y de momento aplico la norma de un "sitio para cada cosa y una cosa para un sitio", cada cosa tendrá su aplicación y desterraré el prever el futuro que aún no ha llegado y solo el presente será atendido "cada día tiene su afán".

Respecto a las posesiones, aplicaré las enseñanzas de la historia del monje, (cortesía de @ElViajeDeJowy que lo ha publicado en X https://x.com/ElViajeDeJowy/status/1938227017297584439)

En un monasterio remoto, un joven monje recibió una última enseñanza que parecía absurda:

“No permitas que un gato entre en tu vida”.

20 años después, entendió que esa frase escondía uno de los principios más poderosos para dominar tu mente.

El maestro estaba en su lecho de muerte.

Sus discípulos se reunieron para escuchar su última enseñanza.

Y entonces dijo:

“No permitas que un gato entre en tu vida”.

Y murió.

Todos quedaron perplejos.

Nadie entendió el mensaje.

El joven sucesor no podía dejar de pensar en eso.

¿Por qué un gato? ¿Por qué justo eso?

Día y noche le daba vueltas al significado.

Hasta que un viejo monje del templo se acercó y le dijo:

“Te lo contaré todo. Pero prepárate”.

El maestro, en su juventud, abandonó todo para buscar la verdad.

Se fue solo al bosque.

Vivía de la caridad de los aldeanos.

Solo tenía dos prendas de ropa.

Pero un día, las ratas comenzaron a roer su vestimenta.

Los aldeanos, preocupados, ofrecieron una solución:

“Llévate un gato. Ahuyentará a las ratas.”

Y así comenzó todo.

Un gato, una solución…

Y el principio del fin.

Ahora el gato necesitaba leche.

Así que el monje pidió una vaca.

Luego, la vaca necesitaba comida.

Entonces llegó una viuda a ayudarle.

Y así, poco a poco…

Formó una familia

El monje pasó de la meditación a la rutina.

Del desapego al apego.

Del silencio a las responsabilidades.

Había perdido su propósito.

Y un día, mirando a su hijo, lo entendió:

Todo comenzó con el gato.

El viejo monje le dijo al joven:

“El gato no era un gato. Era tu mente”.

“Y ese primer capricho que le das…

Ese ‘no pasa nada’…

Es el principio del caos”.

“Controla tu mente, o ella te controlará”.

La mente pide una distracción.

Se la das.

Luego pide otra.

Y otra.

Hasta que despiertas y ya no vives tú.

Es tu mente la que manda.

Pasa con el Nopor.

Con la comida chatarra.

Con el móvil.

“Solo esta vez”, dices.

Y luego es hábito.

Luego es necesidad.

Luego es identidad.

Una mente sin control es un coche sin frenos.

Una bomba sin temporizador.

Una vida sin propósito.

Pero si aprendes a guiarla…

No hay fuerza más poderosa.

Incluso el gran maestro cayó.

Dio un paso en falso.

Permitió un “sí” cuando debía decir “no”.

Y ese “sí” cambió toda su vida.

El precio fue altísimo.

Por eso te advirtió:

“No permitas que un gato entre en tu vida”.

La lección no es sobre animales.

Es sobre decisiones.

El control mental no se negocia.

Porque un solo “sí” puede costarte años.

Domina tu mente.

Antes de que ella destruya tu vida.




Espero que este artículo sirva de explicación al silencio en mi Tribuna ya que os había anunciado que volvería a escribir sobre minimalismo.
Veremos como afronto esta nueva situación en el ocaso vital de mi vida, confío bastante en "el escudo espiritual que he logrado construir y a mi experiencia minimalista adquirida hasta ahora.

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