"Escorias emocionales 2"
“Escoria emocional 2”
Cuando tienes que afrontar el mundo con sus viciosas costumbres divergentes del minimalismo, esto conlleva una fricción que acaba en un incendio y una combustión espiritual que genera una carbonilla (escoria emocional) que produce una costra de suciedad que ahoga y puede llegar a apagar la luz del espíritu que nos anima.
La escoria o carbonilla se quita habitualmente con fuego y golpes de martillo o piqueta en los materiales sólidos, pero con la escoria emocional esto no es posible, esa limpieza se tiene que hacer con una sobrealimentación del espíritu que nos guía, y que Él con un resplandor restaure el equilibrio emocional. Para ello hay que volver a los valores primigenios ( al menos el tiempo suficiente para que esa limpieza de escoria emocional acumulada esté en su valor inicial).
Esto en cuanto a la descripción del problema.
Puedes ser un minimalista, vivir como tal e ir acumulando escoria, (teniendo en cuenta que el mundo que nos rodea no es minimalista, que incluso trabaja en contra, tendremos efectos adversos).
El cuerpo físico es muy sensible al estado emocional, incluso se enfermará gravemente impidiendo funciones normales como es el dormir, creando una tormenta perfecta catastrófica.
En mi caso he tenido fácil el diagnóstico, y el remedio ha tenido que ser enérgico.
He “roto” la coraza de escoria que me atenazaba, ha tenido un coste tanto emocional, material como psíquico.
Esa coraza de escoria emocional tiene varias manifestaciones, la 1ª manifestación es una emoción familiar: el miedo, miedo al fracaso, miedo a los y lo desconocido, miedo a no disponer de las capacidades suficientes…
Un miedo que te paraliza y te impide ver con claridad, además ese miedo va a ser alimentado por la falta de auxilio y comprensión (cuando no de desincentivaciónes interesadas) de tu entorno cercano.
El miedo todos sabemos que és, o al menos todos lo conocemos, pero si analizas qué es lo que te dá miedo, ves que son sombras de realidades existentes, pero agrandadas y deformadas por tu posición al mirarlas, pero si las aislamos, las analizamos en su realidad, vemos que se pueden manejar, son acciones a resolver nada más.
Y como si fueras un general, analizas, observas, exploras y ejecutas.
Cambiar el miedo por determinación es imprescindible, ese miedo al principio insuperable, cambia en satisfacción al ver que con tu determinación ese miedo desaparece como la niebla cuando sale el Sol.
Otra escoria emocional es el apego al entorno, al clan, al mueble, al utensilio, que ya no cumplen su función y se vuelven cadenas inmovilizadoras muy pesadas…
Esta clase de escoria también es incapacitante…
El ser humano es móvil, sólo los árboles están anclados al terreno, y si el ambiente se les vuelve hostil, es su fin generalmente, y los árboles también tienen miedo, si pudieran se moverían.
Una vez que hemos conseguido el minimalismo físico (aconsejable de cara a un posible movimiento futuro), tenemos que prestar atención al minimalismo emocional, cuantas más emociones acumules, más trabajo y cadenas tendrás que gestionar.
Una vida llena de emociones parece una vida plena, pero generan también escoria, y esa es escoria emocional, que es más terrible que la escoria física.
Solución: Activar el desapego emocional.
“El desapego es la capacidad de no aferrarse emocionalmente a personas, objetos o situaciones, permitiendo una mayor libertad y flexibilidad en la vida. No se trata de frialdad o indiferencia, sino de una forma de relacionarse de manera más saludable, evitando la dependencia excesiva y aceptando los cambios como parte de la vida. https://www.iepp.es/desapego/“
“La historia del monje y el niño, como la cuenta Shen Yun Performing Arts, narra cómo un monje budista asume la crianza de un niño después de que su madre lo acusa falsamente de ser el padre. La comunidad, creyendo la acusación, rechaza al monje, pero él soporta la situación con paciencia y compasión. Años después, se revela que el verdadero padre del niño es un hombre que había huido y que, junto a la madre, regresa para reclamar a su hijo. La historia destaca la tolerancia y la compasión del monje frente a la adversidad.”
La historia sigue (según me contaron), de cómo el monje que le había tomado cariño supo devolver al niño con su madre, y para que ésto no le causara dolor, ni sentimientos de ira o cólera vengativa por la calumnia, activó el desapego emocional dejando ir con sus padres al niño…
Comentarios
Publicar un comentario