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Arma letal

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https://www.google.es/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwiIwZ2KoPrNAhVBvBoKHRgbAkgQjRwIBw&url=http%3A%2F%2Fwww.clasf.co.ve%2Fq%2Fvigas-doble-t-de-8-cm%2F&psig=AFQjCNGloDCTjqQ01RIczTFKQQD4drUrXg&ust=1468836341907717 Hoy me he levantado con un dolor punzante en la espalda, lo achaco a un “gas” interno que anda presionando en busca de salida (que espero que la encuentre pronto).   Los olores como el resto de sensaciones   del cuerpo (incluido el dolor) nos retrotraen a periodos pasados donde sufrimos parecidas sensaciones, éste hoy me retrotrae a un pasado lejano ya, los 18 años recién cumplidos, cuando me incorporé al departamento de cerrajería de una empresa multidisciplinar. Era yo por entonces un joven dispuesto, pero blando de músculo, dado que el único deporte que hice fue el jugar en el barrio con los niños, y mis trabajos anteriores fueron menos exigentes con esta necesidad de músculo.

Historia perversa de un 14 de febrero, (San Valentín)

Es una historia real, la cuento según me la contaron con alguna licencia literaria… Me decido a escribirla inspirado por la entrada de mi colega y sin embargo amigo Iván, http://entusiasmado.us6.list-manage2.com/track/click?u=b56d8c5387a6309d68abdd969&id=025878e885&e=186bec0aab Historia dura y amarga que pone un contraste entre lo almibarado de la tradición comercial y algunas realidades. Aquel 14 de febrero amaneció gris y frío, como presagiando lo venidero, los protagonistas de esta historia son Ella y su esposo El   (nombres ficticios). Había sido un día duro de trabajo para El, pasadas las 20 horas estaba entrando por la cancela del chalet, como de costumbre salió a su encuentro la perra, que con su habitual alegría manifestaba la bienvenida con saltos y meneo de rabo. El portaba en la mano un gran ramo de flores que había comprado ese día para conmemorar el día de los enamorados 14 de febrero, San Valentín, tuvo que tener cuidado pues la perra qu

Misterio en la casona palaciega

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Estimada Alicia, como te prometí voy a relatar lo que aconteció allá por los años 65 del siglo pasado en Madrid a un adolescente que trabajaba como chico de los recados. En la calle de Toledo esquina a la calle San Millán existía un comercio de zapatos llamado “Almacenes Rivas”, era un comercio reputado por la calidad de sus artículos, en dicho almacén trabajaba el protagonista de esta historia, el aprendiz y chico para los recados… Cierto día una señora pasó a probarse unos zapatos para una boda o algo por el estilo, una vez elegidos pidió se los mandaran a la dirección de su sastre, pues quería ver como conjuntaban con el traje. Nuestro protagonista fue el encargado de cumplir la solicitud de la clienta, fue a la dirección marcada en una calle del Madrid de los Austria, casona palaciega de gran portón de entrada, tenía una escalera amplia de escalones de madera muy desgastados y dos leones rugientes, uno a cada lado del amplio pasamanos custodiando la subida.

Mi nueva "red social"

He cambiado de hábito, ahora voy todos los días a la misma hora al mismo sitio. A modo de experimento (como los que gusta hacer a mis amigos Homomínimo e Ivan)   he trasladado, o mejor dicho, he convertido un espacio público (un enorme jardín) en mi nueva red social. El pequeño parterre con su fuente de chorrito en el centro, rodeada de diferentes especies de árboles es el portal de inicio de mi nueva red social. Desde allí conecto con el universo entero, cuando me canso, me levanto del banco y tomo un itinerario creado por mí mismo, que a modo de compendio, puedo visitar todos los “universos” que contiene el parque. Mientras la climatología lo permita voy a visitar esa “red social” aún con paraguas y abrigo. Cuando entramos en cualquier sitio por primera vez, nuestros ojos perciben una realidad que manda a nuestro cerebro en forma de impulsos, él los tabula de forma superficial, salvo que el estímulo sea muy fuerte; solo cuando visitas los mismos sitios, a la mism

Crónica de escalera de vecinos

En un tiempo lejano, vivíamos en un edificio de 4500 vecinos en 14 plantas en España. Nuestra población, más grande que muchos pueblos, contenía una diversidad de seres enorme, cada uno con su idiosincracia*   que durante los 20 años que estuve junto a ellos me suministraron miles de anécdotas y experiencias de vida, he de confesar que los llegué a conocer a la casi totalidad de ellos, algunos amé y a otros los odié, pero ninguno dejó de enseñarme algo. Hoy voy a referir (sin señas que los identifique) una de ellas, que contiene una moraleja que dejo abierta   a la conclusión propia de cada uno de vosotros. Una familia de ese inmueble, el padre era lo que se podría definir como un “buscavidas”, su esposa (perfecto complemento de él) portaba una pose de dama importante y virtuosa (sin serlo) que solía engañar hasta a los pícaros más avezados del momento. Un día, deciden pintar el despacho del esposo, para lo que recurren, no a un profesional, si no a un menesteroso que pedía lim

Crónicas desde el suburbano de Madrid.

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En las arterias soterradas de Madrid, viajan miles de personas que son una muestra de la sociedad, desde el trajeado al indigente pasando por el personal obrero, todos son una muestra porcentual de la superficie poblada. Como no podría ser de otra forma, se reproducen a escala todas las miserias humanas y todas las grandezas que distinguen a los humanos de los animales. Quiero contar una historia vivida en persona en las mencionadas arterias urbanas del metro de Madrid. Es una mañana de sábado, me preparo para abordar el primer vagón del tren, un primer vistazo al vagón antes de que abran las puertas, como de forma prudente hago siempre, me informa de que va con muy pocas personas, dos mujeres jóvenes y tres hombres también jóvenes, distribuidos a lo largo del vagón, observo que hay un cuerpo de mujer derrumbado lateralmente en una fila de 4 asientos corridos. No detecto peligro ninguno y paso al interior del vagón de metro. Una vez dentro, veo que el cuerpo derrum

3 llamadas.

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Tenemos hoy en día un instrumento magnífico (el teléfono móvil), que es a su vez la llave de la vida, no le damos la importancia   que tiene   -aunque la intuimos- ; puedo hablar de ello con más perspectiva, pues por mi edad, he vivido cuando no disponíamos de él; para realizar una llamada nos teníamos que desplazar hasta un locutorio de telefónica, -solo el rico, las autoridades y el médico, disponían de teléfono-. Accidente tren Santiago ·         El contenido de las cajas negras ·         El maquinista hablaba por teléfono con Renfe cuando volcó a 153 km/h. Una llamada como ésta   -de la que desconocemos el contenido hasta ahora- descontroló al conductor con el resultado dramático que todos conocemos… Llamada determinante como miles de ellas, de las que no tenemos constancia. Hace 10 años, termino una asistencia técnica en un cliente cuando suena mi móvil   -en ese momento ya he arrancado el vehículo de trabajo y me dispongo a circular…-   es m

Vejación “post mórtem”

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Rastro madrileño fuente: wikipedia Paseaba por el “Rastro madrileño”   bajando por la Ribera de curtidores, tomo una de las callejas recoletas del genuino barrio madrileño donde sus tiendas son un escaparate de la demolición de   la sociedad… Uno ve lo que está predispuesto a ver, eso es sabido, el “guiri” ve una   cosa distinta a otros turistas, yo cuando paseo, continuamente voy diseccionado la sociedad y el mejor sitio para ello es el Rastro madrileño. Para mí el Rastro es como la Atapuerca de Madrid, encuentras restos de vidas pasadas, que analizados con mirada inquisitiva pueden dar para muchas reflexiones… El grupo de arqueólogos urbanos que forman los miembros o clanes que regentan las tiendas del rastro nos ofrecen un resumen de lo periclitado. Todo adquiere allí una dimensión fantasmagórica… Uno se pregunta: ¿Dónde ha quedado el esplendor del III Reich alemán viendo los raídos y apolillados uniformes que expenden allí? ¿Qué ha sido del glorioso

Desde mi ventana.

Mi ventana del cuarto desde donde reflexiono y escribo es un escaparate sin cortinas de amplia visión en las dos direcciones, no me oculta nada de lo exterior ni oculta a nadie mi interior, pues nada tengo que ocultar ni de que avergonzarme. Incluso con la ventana abierta en el buen tiempo, me permite escuchar las palabras de los vecinos (incluso alguna vez he saludado de palabra a un vecino conocido, y debido a esta proximidad escuché los lamentos y peticiones de socorro de un vecino accidentado al que acudí en su ayuda). Una distracción que tengo es el tratar de adivinar a qué se dedican en su vida productiva por los elementos que observo desde mi ventana. Ejercicio distraído, donde la mayoría de las veces acierto y otras yerro estrepitosamente. La constante migración de los vecinos (todos de alquiler) permite que se renueven a menudo, mostrándome el universo que componen nuestra cosmopolita comunidad de Madrid. Generalmente a cada alquiler le precede un “lav

Instante de ira

Entresaco estos párrafos de mi libro Génesis II (1969-1996) donde ya era victima de la corrupción y de las corruptelas a pequeña escala, que no por pequeñas eran menos distorsionadores de mi vida. Era por entonces yo menos reflexivo que ahora y más amigo de la acción directa. La acción se desarrolla en el taller de chapistería de una multinacional en la España de 1969…con una plantilla en dicho taller de 300 personas más o menos… la factoría llegó a tener 27000 empleos directos y unos cientos indirectos asociados. Es un pequeño botón del enorme traje que conformaba la compañía que estaba repleta de un compendio de los más bajos valores humanos y de sus miserias entre mezclados con valores individuales positivos también, que le daban vida al micro mundo representativo de la nación España en aquellos tiempos. Mi acción de indignación, resuelta y resolutiva tuvo un efecto no buscado por mi… Pero como dice el dicho: “Bien está lo que bien acaba” Chantaje

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