Termino la reflexión y vuelvo al minimalismo
Decía en abril 13, 2022 y ya terminado el periodo voluntario de reflexión, reproduzco lo escrito, en color azul mis reflexiones.
Hace tiempo que no escribo en el blog, pero no quiere decir que haya abandonado mi activismo, sólo es que estoy bajo reflexión en el minimalismo sobrevenido que me hizo tomar conciencia.
¿Qué me ha parado?
Claramente la deriva de nuestra sociedad actual, donde la implantación de la agenda 2030, con una buena parte de su discurso que se puede identificar con los postulados que venía publicitando.
No me cuadraba NADA que el sistema coincidiera con mis postulados. Ya una vez os he compartido que cuando coincido con la masa, me paro y reflexiono, y más ahora que habiendo comprobado muchas cosas, he visto mi coincidencia con el sistema, y eso me ha parado en seco, y me he puesto a reflexionar.
Observo que han hecho un guiso al gusto, uno de los ingredientes son sustancias del estoicismo (que coinciden con mi minimalismo), pero lleva otros ingredientes que no pertenecen al estoicismo.
Todas mis experiencias y conclusiones se me han aparecido como revelaciones de un futuro que es un presente ya.
Aquí me ha cegado el ego, mi estoicismo, bautizado como minimalismo, solo es presente ya en mi propia vida porque de ese modo yo lo he querido desde que fui expulsado del sistema productivo económico, pero para nada es reflejado en la sociedad, donde no ha calado como yo mismo experimenté en su día, lo que hay es más pobreza sobrevenida.
Conocía que si en un milagro convenciera a millones de las bondades del minimalismo que predico, el sistema me aplastaría como hizo con el Nazareno hace 2000 años, por esa misma razón que ahora el sistema que manda en el mundo imponga la agenda 2030, me llena de desazón, y me he puesto a estudiarla.
Ese estudio se ha plasmado en una entrada coral de los tres amigos que es una síntesis de ese proyecto, y lo mismo que opino que el minimalismo no es posible globalmente, y que solo es una solución personal para vivir feliz, lo mismo opino que esa agenda no podrá imponerse salvo con una tiranía, y eso ya no me gusta, aunque cumpla mis postulados.
Su frase “no tendrás nada y serás feliz”, es lo que me sorprendió, pues yo comencé a ser feliz cuando no tenía ya nada precisamente. Pero no me entraba en mi cabeza que el sistema dijera lo mismo que yo…
Y sigo confuso, dado que el sistema occidental se basa en la propiedad privada (piedra angular de todo este sistema).
¿Piensan eliminar la propiedad privada?
¿Para todo en mundo?
Por lo que estoy observando para las llamadas élites no.
La conclusión es que solo las élites dispondrán de propiedad, mientras que el resto sería rentada su uso y disfrute.
Y esto mismo se enlaza con el dinero físico cuya eliminación ya anuncian y sustituido por el digital, que será programable al parecer... (traducido: unos capitales serán ciertamente opacos y otros no), y su programación será el medio por el cual administrarán su uso.
El sistema bancario actual, se basa principalmente hasta ahora en los prestamos a interés, si la propiedad privada se elimina, nadie tendrá interés en comprar nada y por consiguiente la banca prestataria no tendrá sentido al no existir las hipotecas.
Resumiendo, volveré a escribir de minimalismo otra vez pues mi coincidencia con "ellos" solo es en un ingrediente del guiso.
Un usuario de X ha posteado un hilo (@EniorJimenez)
(que tengo anclado en mi hilo de oro de mi perfil) del que hago míos estos dos puntos como ejemplo de cómo resistir el imperio del maligno.
1. Aprender a vivir con menos: una vida sencilla, modesta, es una vida que no puede corromperse. Si amas el lujo y el exceso de placer, te corromperán.
2. Aborrece el amor al dinero, raíz de todos los males; el dinero es un medio, pero no un fin en sí mismo, Dios lo es, Él es el máximo bien; lo que venga a tu mano, úsalo para Su gloria y para el bien de los santos. Si amas el dinero, te sobornarán.
Me propongo como he dicho volver al minimalismo, pero esto no indica que abandone mi actividad general en lo concerniente a la política y sus asociados, y por supuesto a la agenda en cuestión, pero lo haré en el blog en el que colaboro que considero también mío: https://lapapeleradeantonio.blogspot.com/
Y sigo siendo feliz en mi austeridad no buscada y ya asumida con conocimiento; he releído mis entradas antiguas de minimalismo y no he encontrado nada que reprocharme, pienso que fueron muy acertadas, pero soy consciente que somos minoritarios en esta sociedad consumista, infeliz por ese mismo consumismo, pero sin propósito de enmienda.
¿Cómo va a reaccionar esa misma sociedad consumista ante el reto de “no tendrás nada y serás feliz”?
Es la gran pregunta que me hago, pues como minimalista yo apoyaría esos preceptos sin reticencia ninguna siempre y cuando sea voluntario y personal, pero el implementar mis ideas por la fuerza, eso ya no va conmigo, que soy más de persuasión y convencimiento…
Por lo que actualmente me debato entre la alegría de haber sido un precursor adelantado en la búsqueda de la felicidad que ha visto reconocidos mis argumentos minimalistas, y tener que rechazar la obligatoriedad de mis argumentos.
Han puesto el acento en las tecnologías para implementar esa agenda, tanto en su gestión social como en la sanitaria, (incluso prometen que ya no se harán trasplantes humanos, sino que tus órganos serán fabricados en una impresora 3D) para ello ha nacido una nueva religión: La tecno idólatra que está llegando a extremos tan radicales como llegaron en el pasado otras e incluso superando a estas, sus apologistas llegan al descaro más absoluto en ello, apuntando como méritos propios otros ajenos.
Tomemos el ejemplo de los vacuno idólatras (en referencia a la no vacuna del covid), doctores y gente de ciencia te dicen que las vacunas son las responsables de subir la expectativa de vida, que hace mucho tiempo era de 50 años, apropiándose el mérito de las normas de higiene descubiertas y del uso de los antibióticos y de paso justificar de ese modo la inoculación de ese medicamento experimental al que llaman vacuna para asociarlo tramposamente al recuerdo benéfico que en la memoria colectiva existe hacia las tradicionales vacunas.
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